miércoles, 2 de diciembre de 2009

REPORTE DE LA AGENCIA DE NOTICIAS KALI-YUGA (N.1, DICIEMBRE 2009)

OBAMA Y LOS MINARETES


El último mes del año comienza con dos hechos significativos en la por nosotros denominada guerra de civilizaciones, hoy expresada a través del duro antagonismo que enfrenta al fundamentalismo islámico y al mundo moderno materialista, principalmente representado por Europa, EEUU, Rusia y China.
Partamos esta vez de un lugar común y es el relativo a la profunda decadencia que hoy se está viviendo en todos los niveles. Y digamos al respecto que una de las características peculiares de tal fenómeno es la absoluta confusión de roles en que hoy se incurre. Así como en una reciente nota nuestro colaborador Marcos Ghio nos señalaba que un signo claro de que nos hallábamos en crisis se denotaba en el hecho de que en tal mundo terminal las mujeres cumplían con funciones que habitualmente correspondieron a los hombres y a la inversa éstos suelen hacer lo que en cambio hacían antes las mujeres, hoy en día presenciamos un fenómeno similar de confusión en las conductas que asumen sea las izquierdas como las derechas.
Bien decía Evola que ser de Derecha significa ser un hombre adherido a lo que es orden y permanencia, por lo tanto a los valores que son propios del espíritu y lo sagrado, por oposición exacta a lo que es Izquierda que se ha caracterizado en cambio por lo contrario, por venerar alocadamente el cambio, el futuro, por el consecuente rechazo de la tradición y por lo tanto por exaltar todo lo referido a la materia y a lo secular. Por lo que siempre la izquierda ha sido sinónimo de democracia e igualitarismo, y la derecha en cambio, por contraste, de aristocracia y jerarquía. Pero henos aquí que en un mundo terminal como el que nos encontramos en donde rige la confusión, hoy en día ser de derecha significa todo lo contrario. Hay actualmente una derecha que, traicionando a su propia esencia, es decididamente atea, democrática e igualitaria y que asume conductas propias de la izquierda incurriendo así en una notoria confusión de roles en modo parecido a lo que se señalaba antes en lo relativo a las conductas sexuales.
Lo acontecido días pasados en Suiza en donde la derecha europea estuvo a la cabeza de una lucha por la supresión de los minaretes islámicos es una señal clara de lo que estamos diciendo. Para los que no lo saben un minarete es para la religión islámica el equivalente de lo que para la nuestra es el campanario de la Iglesia, con la diferencia de que mientras que en un caso lo que suena es un instrumento mecánico para convocar a una ceremonia diaria, en este caso se trata de la voz tonante de un predicador invitando a la oración cotidiana hacia el Altísimo. Los argumentos señalados por la derecha europea para justificar tal medida son de una ridiculez sin límites por lo banal y por lo tanto más propios de una izquierda. Se dice que resulta un ruido molesto, justamente en un universo de jóvenes y no tanto rockeados por músicas rimbombantes que atontan los cerebros de nuestras gentes. Se dice también que ello representa una intromisión cultural de una religión que les resulta extraña y con intencionalidades de invadirlos, y ello es afirmado justamente en el mismo momento en que en Europa se cierran Iglesias o se las convierte en museos debido a la incesante pérdida de fe por parte de los pobladores de tal continente entregados a una fervorosa vorágine consumista. Una verdadera derecha debería por el contrario sentirse satisfecha por el hecho de que el sentimiento religioso renazca en su continente aunque sea en una forma distinta de la propia y que una franja importante de la población practique durante varios momentos del día la oración hacia lo superior. Pero más absurdo aun y como un signo de la mencionada decadencia es que sea la izquierda la que hoy en día, en nombre de la diferencia cultural y el pluralismo, reclame que los musulmanes puedan tener sus propias manifestaciones religiosas, olvidando aquí que su principal teólogo sostenía que tal práctica era una señal de ‘opio’ y subyugación del hombre por el hombre.
Si la izquierda hoy en día fuera realmente tal tendría que estar a la cabeza de los que solicitan el cierre de los minaretes de la misma manera que en la época de las Revoluciones francesa y rusa exigía el cierre de las Iglesias. Pero henos aquí que por las mismas razones oportunistas que hoy tiene su par la derecha hoy sostiene lo que en cambio aquella tendría que hacer.
Más absurdo todavía es que la derecha hoy reclame por la intromisión cultural representada por el Islam en Europa. Es de preguntarse si en la Europa actual existe algún valor que valga la pena defender ¿Cuál es la fe y cuáles son las costumbres que hay que evitar que sean suplantadas por las de los islamistas? El consumismo europeo y su democracia sosa no pueden ser banderas levantadas por una auténtica derecha. Por otro lado que Europa o Norteamérica se vean invadidos de inmigrantes no es culpa de éstos, sino de las políticas implementadas por tales países saturados de materialismo, el que como una verdadera plaga hoy ha invadido el mundo entero. Henos pues con esta paradoja: si el europeo se entregara a la plegaria como los islamistas que pretende reprimir en sus sentimientos religiosos, con seguridad que no practicaría el hedonismo y su raza crecería mucho más que disminuyendo los flujos inmigratorios, que por otro lado es el primero en incrementar en su renuncia incesante en querer efectuar trabajos serviles e ‘indignos’ que gustosamente le cede a la mano barata que viene de afuera, tras haber previamente expoliado a los países que los expulsan. En realidad hay una razón de puro cinismo en tales planteos ‘identitarios’: ellos querrían que los inmigrantes viniesen a su país como esclavos sin alma, ni costumbres ni tradiciones propias, que fuesen como los robots de las películas norteamericanas. Pero más ridículo todavía es que la izquierda sea la fuerza que defiende a los talibanes...
No lejos de tales absurdidades se encuentra también el último discurso del presidente Obama relativo al incremento de tropas en Afganistán. Al respecto queremos hacer una autocrítica respecto de nuestro anterior informe del mes pasado. No previmos que el negro iba a tardar tanto tiempo en incrementar las tropas solicitadas, quizás porque no tuvimos en cuenta que, al haber ganado el premio Nobel de la Paz, debía presentarse como más reflexivo que su predecesor Bush. El discurso no deja de tener ciertas curiosidades. No incrementa en 40.000 las tropas tal como le solicitó el Gral. Mac Chrystal como el mínimo necesario, sino en 30.000 manifestando que la cantidad restante y más puede ser llenada por los europeos y por un reorganizado ejército afgano. Sin embargo a las pocas horas o minutos de su discurso, salvo los casos de España con 200 hombres complementarios y Polonia con 1000, los principales países dieron a entender claramente que no piensan enviar más efectivos, especialmente luego del último proceso electoral que lo hiciera salir triunfante al corrupto Karzai. Más sugestivo aun ha sido el último informe de la agencia Al Jazeera indicando que las fuerzas armadas afganas, lejos de incrementarse como pretende Obama, están disminuyendo diariamente debido al altísimo grado de deserción en sus filas. Otro informe reciente se refiere a los fallidos intentos de querer constituir a la manera de Irak grupos mercenarios de pobladores para enfrentar al talibán. Se ha sabido que en algunos casos aceptan recibir armas y dinero para luego entregárselas a los talibanes.
La guerra está perdida y las medidas de Obama son un claro signo de impotencia. Su rival Mc Cain acaba de salir a la palestra denunciando su incapacidad manifiesta en llevarla a cabo al haber señalado una fecha de retiro de tropas para el 2011. ‘Si la guerra se quiere ganar no hay que fijar fechas de conclusión’, manifestó con tino su ex rival. Y esto se ve además corroborado por las comparaciones hechas por Obama con la guerra perdida de Vietnam, las que no merecen más que un breve comentario por lo grotesco. Haber dicho que en aquel país se perdió porque se trató de una lucha unilateral contra una población es no solamente desmerecer el duro esfuerzo y heroísmo de aquellos vietnamitas que lucharon en contra del comunismo, sino también silenciar el hecho de que mientras que el Vietcong recibía apoyos de múltples potencias, el talibán hoy está solo y ganando la guerra. ¿Quién es el que lo apoya entonces si no es la propia población afgana que no quiere vivir bajo la decadencia tan bien representada por Obama?
Por último el acto fallido, su profunda obsesión, vencer a la red de Al Qaeda, ese ‘cáncer’ que le quita el sueño americano y con razón. Después de los atentados del 11/S el oro en menos de 8 años cuatriplicó su valor respecto al dólar, una moneda hoy a punto de colapsar.
Es tan absurdo el régimen de los EEUU como la derecha atea que celebra el cierre de templos y exalta la ‘identidad cultural europea’.

Walter Preziosi
Buenos Aires, 2/12/09

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