REPORTE DE LA AGENCIA DE NOTICIAS KALIYUGA
(11/11/12)
DE LA VICTORIA DE OBAMA A LA DEFENESTRACIÓN
DEL GRAL. PETRAEUS
¡ES LA GUERRA, ESTÚPIDO!
Dos hechos fundamentales y concatenados han
acontecido en los últimos días. Por un lado la ya por muchos de nosotros
preanunciada victoria de Obama en las elecciones presidenciales y por el otro
el más reciente del día de ayer que desembocara en la renuncia obligada de su
principal hombre de confianza en las fuerzas armadas, el Gral Petraeus, quien
se desempeñaba además al frente de la CIA.
Estos dos hechos merecen un análisis. A muchos
les ha parecido realmente sorprendente que un presidente que había incumplido
con casi todas sus promesas electorales, especialmente las de orden económico
por las cuales, lejos de haber disminuido los efectos de la peor crisis de toda
su historia, se habían por el contrario incrementado, pudiese haber lo mismo
ganado las elecciones. Al respecto habría que decir que el norteamericano, a
pesar de toda la propaganda que hacen los distintos panegiristas sea contrarios
como favorables a tal imperio, encargados por igual de pintárnoslo como una
superpotencia con capacidad de intervenir simultáneamente en múltiples guerras
y conflictos y de saber sabiamente convertir en victorias lo que son en cambio
estrepitosas derrotas, percibe que las cosas le están yendo significativamente
mal. Que hace más de diez años que el país invierte cerca del 40% de su
presupuesto anual en financiar diferentes guerras y que éstas, lejos de haber
resultado gananciosas, por el contrario les han resultado resonantes fracasos.
Recordemos por ejemplo que cuando el presidente Bush inició la guerra de Irak su
argumento principal fue que, simutáneamente con crearse un polo democrático en
la región estrechamente vinculado con Israel, EEUU iba a poder contar en
retribución por su esfuerzo con el abundante petróleo que allí había. Y bien,
luego de 8 años de guerra, no solamente esto último no sucedió sino que, en vez
de Saddam Hussein, en el poder hay actualmente un gobierno que es afín con Irán
y que para sostenerse combate no ya contra el laicista partido Baath, sino
contra algo peor todavía, el Estado Islámico de Irak que es la cobertura que
tiene Al Qaeda en tal país. Peor todavía le ha ido en Afganistán en donde
también, lejos de haberse apropiado de sus riquezas, tal como se decía, ni de
haberse implantado allí también una 'democracia estable', EUU debe retirarse
derrotado en corto plazo y los talibanes que antes controlaban sólo el 65% del
país, en las regiones que eran de origen pashtun, ahora en cambio están en
todos lados con más poder y prestigio del que tenían antes de haber sido
invadidos.
Pues bien, entonces ¿cuáles son las razones
por las cuales el pueblo norteamericano ha votado nuevamente por Obama? Esta
vez el engaño ha consistido en hacer creer dos cosas: por un lado que se habría
de terminar con la guerra de Afganistán en el 2014, pero sin pintarnos tal
hecho como una derrota norteamericana sino como consecuencia de haberse logrado
la desarticulación definitiva del fundamentalismo islámico, que es el enemigo
principal que tiene hoy en día no solo Obama sino la totalidad del mundo
moderno, en tanto que se habría sido capaz de terminar de una vez por todas con
su organización principal, pasando ello principalmente por la muerte de su
odiado líder, Osama Bin Laden.
Es de destacar al respecto que, en función de
tal puesta en escena, el mundo libre, así como el votante norteamericano,
aceptó pasivamente que se violasen derechos humanos esenciales empezando por
los de la víctima aludida. En primer término en el operativo de Abbotabad
(Pakistán) Osama fue muerto aviesamente cuando podía haber sido detenido para
ser sometido a proceso. Y en segundo lugar, lo más grave todavía, con la excusa
de evitar que en un futuro su tumba fuese convertida en un santuario en
homenaje a su martirio heroico, su cuerpo fue lanzado al océano violándose
costumbres esenciales del pueblo islámico. En la República Argentina los
militares que hicieron algo semejante con los famosos 'desaparecidos' hoy están
purgando penas de cadena perpetua, Obama en cambio ha sido premiado con un
Nobel. Y es de destacar aquí que no solamente lo asesinó a Bin Laden y hasta
mostró alegría por televisión cuando con todo su gabinete siguió en vivo y en
directo el famoso operativo, sino que ha repetido centenares de veces ataques
de este tipo a través de drones o aviones inteligentes por los cuales se
realizan verdaderas matanzas de poblaciones con la esperanza de que entre los
muertos siempre habrá algún peligroso 'terrorista internacional'. Convencido
entonces de que, eliminado el mal de esta manera quirúrgica y sin acudir más
como antes a costosísimas y prolongadas guerras de invasión, la situación de
bonanza iba a volver a lo que se vivía antes del 11S, el norteamericano votó
entonces por Obama, soslayando al menos por una vez sus tan cacareados
principios democráticos, humanitarios y progresistas, y aun entre los
republicanos lo hizo por aquel que no expresase el belicismo extremista de un Tea
Party pues se estaba ya saturado de tantas guerras que no conducían a
ninguna parte sino al desgaste siempre más incrementado de la economía del gran
coloso. De allí que se acuñara la famosa frase que sintetiza a la perfección el
espíritu vigente: 'Es la economía, estúpido'.
Sin embargo hubo voces que alertaron respecto
de un optimismo desmedido, que pusieron en duda la eficacia de tal contienda de
videojuego con que Obama ha intentado resolver el intríngulis de la política
internacional de los EEUU. Se ha dicho que esos operativos selectivos que
aparentemente mataban a dirigentes guerrilleros escondidos entre sus propias
poblaciones no daban en el fondo resultado pues, aun acepatando que en algún
caso hubiesen sido exitosos como el tan mentado de Abbotabad, si no se iba a
las causas del problema y se atacaban meramente los efectos por el contrario
todo habría de incrementarse y el peligro, lejos de desaparecer, iría creciendo
cada vez más. Por ejemplo se afirmaba que, al morir muchas veces civiles
inocentes, el desprestigio norteamericano ya existente se trocaría en un odio
visceral por lo que los kamikaze que hoy pueden ser algunos en un mañana por
desesperación y resentimiento podrían llegar a multiplicarse siempre más. Se
puso en duda así también el exagerado optimismo presidencial por el cual se
decía que, luego de la muerte de Bin Laden, Al Qaeda había desaparecido y los
talibanes por lo tanto, al perder a su genio del mal, iban a hacerse más
pacíficos y buenos. Se le prestó en cambio importancia a las proclamas de tal
organización manifestando que iban a vengar apropiadamente la muerte de su
líder. Fue así que, a pesar de que por razones estrictamente electorales se lo
silenció y menoscabó en su efecto, hoy se ha sabido ya oficialmente que el
pasado 11 de septiembre, en homenaje al mártir y a los hechos conocidos, fue
ejecutado el embajador norteamericano en Libia junto a la plana mayor de la CIA
en la embajada de Bengazi y a su vez se prestó la debida atención al hecho de
que las multitudes que en Egipto,Túnez y la casi totalidad del mundo árabe
asaltaron las distintas embajadas norteamericanas tomando como excusa la
propalación de una cinta blasfema en todos los casos, tras arriar y quemar el
pabellón yanqui, hicieron flamear en homenaje la bandera de Al Qaeda.
El efecto de todo esto, ahora que han pasado
las elecciones y ya se puede hablar con mayor libertad, es que eran ciertas
esas presunciones que se formulaban antes en el sentido que la muerte de Osama,
lejos de hacer desaparecer a su organización, iba en cambio a multiplicar su
importancia y eficacia. Fue necesario que en la semana que pasara su líder
actual, Al Zawahiri, en un mensaje dirigido a sus camaradas de Al Shabaab en
Somalia que luchan contra la invasión a su país por parte de Kenia y Etiopía,
aliados de los EEUU, reconociera públicamente que fueron ellos los que dieron
cuenta del embajador Stevens en Bengazi para que se desencadenara aquello que
por razones estrictamente electorales se detuvo. De manera casi inmediata el
famoso general Petraeus gestor principal de la estrategia militar de Obama y a
cargo de la CIA, de la misma manera que estuviera antes al frente en Irak y
Afganistán, presentó la renuncia a todas sus funciones. Para conmover a la
conciencia pacata y bonachona del yanqui común explicó que lo hacía arrepentido
por una infidelidad matrimonial propia que bien sabemos es una cosa que para
ellos tiene más sustancia que el respeto de los derechos humanos más
elementales de los pueblos agredidos. Pero ¿Quién se lo puede creer? ¡Es la
guerra, estúpido!
Walter Preziosi
No hay comentarios:
Publicar un comentario