lunes, 17 de septiembre de 2012


REPORTE DE LA AGENCIA DE NOTICIAS KALI-YUGA


MUNDO MUSULMÁN: SE INICIÓ EL VERANO FUNDAMENTALISTA

Tal como viene manifestando esta Agencia, el fenómeno por todos conocido como la Primavera Árabe no es simplemente, salvo en su superficie, un acontecimiento moderno y de democracia, sino que esconde en su seno una cosa mucho más profunda y mayor que la miopía, sea de los agentes occidentales afines a Obama y a Merkel, como de los rusos del estilo de Salbuchi y Meyssan, les impide ver. La misma significaba el repudio inmediato hacia el sistema de opresión al que tal civilización, como por otro lado acontece con todas las demás, venía siendo sometida desde hacía más de un siglo.
El mundo moderno ha instaurado un sistema materialista y consumista en donde la economía y el confort es el destino del hombre, en donde la vida representa la instancia excluyente en la que se estaría obligado a permanecer y por lo tanto en donde lo sagrado y trascendente no solamente no ocupa lugar alguno, sino que por el contrario debe ser permanentemente execrado como superstición y opio, concebido como un impedimento y obstáculo para alcanzar la ‘felicidad’ y el bienestar vacuno que incesantemente se promete.
En su carácter obtuso y bestializado el hombre moderno, que vive solamente en función de las apariencias, considera que en todo momento está obligado a poner en evidencia que se trata de un ‘sujeto libre’, es decir un ser que no se ajusta a límite ni norma alguna superior a él mismo, que todo lo puede hacer y decidir principalmente porque no es ‘supersticioso’ y está siempre dispuesto a ser ‘feliz’. En su condición de sujeto carenciado que supone que tenemos que estar siempre pendientes de sus despliegues y exhibiciones, tiene que mostrársenos constantemente, por los medios que hoy tanto abundan, como una entidad que, en tanto no tiene escrúpulos morales ‘castradores’, está dispuesta a cualquier tipo de destape que lo abarque todo, desde la esfera sexual, hasta incluso la lingüística por lo que se convierte en un proferidor de las palabrotas más soeces y groseras para llamar la atención y al mismo tiempo nos conmina a que aceptemos como ‘arte’ a sus democráticas profanaciones de todo valor sagrado y trascendente, a su burla respecto de cualquier dimensión metafísica, en tanto que, como buen burgués masificado y gregario, sólo puede aceptar la existencia de aquellas cosas que todos ven y palpan, no así lo que en cambio sólo las aristocracias pueden percibir en forma directa.
Pues bien, en el contexto de tal situación de enfermedad y anomalía afortunadamente hay hoy en día una civilización que ha mostrado no estar dispuesta a padecer tales desplantes y agravios. El mundo islámico, a diferencia de lo que lamentablemente acontece con nuestro universo cristiano católico, no acepta que en nombre del ‘arte’ ni de la ‘libertad de expresión’ se agravien sus creencias fundamentales, en pocas palabras no acepta que lo sagrado tenga menos valor que los exabruptos proferidos por marionetas enfermas y agitadas. Es por ello que, así como en su momento repudió obras pretendidamente ‘literarias’ que agraviaban los sentimientos religiosos de la comunidad, a historietas banales hechas en el reino de Dinamarca por las cuales se hacían comercialmente burlas de la figura de Mahoma, hoy en día no puede aceptar con mansedumbre y democráticamente que junto a impunes quemas públicas de sus textos sagrados se propalen películas en donde se agravie a la propia religión pintando a su profeta como un psicópata sexual.
En una muestra de una dignidad sin igual que, insistimos, no existe desgraciadamente en nuestro medio, hemos presenciado manifestaciones multitudinarias que comenzaron en Egipto y han terminado hasta en la misma Indonesia atacándose las embajadas norteamericanas y europeas en Libia, Sudán, Túnez y tantas otras, generando un verdadero polvorín cuyas secuelas serán difíciles de anticipar en un breve análisis. Lo que sí que queremos hacer son las siguientes reflexiones.
En distintos países católicos hemos presenciado profanaciones similares o aun mayores de nuestra religión sin que no solamente no haya habido ni remotamente manifestaciones populares en contra de tales hechos, sino que, lo más increíble de todo, tampoco hemos escuchado a las autoridades religiosas condenarlas de manera contundente.
En la República Argentina hasta se ha dado el caso de un ‘artista plástico’ octogenario que se dio el gusto de exhibir por todo el país una muestra con imágenes groseras y de mal gusto, agraviantes respecto de Jesús y de la Virgen María, sin que recibiera ningún repudio colectivo, sino que hasta fuera premiado por su carácter irreverente y valeroso en tanto habría demostrado, a diferencia de otros más tímidos que él, ser capaz de no ser vencido por el ‘autoritarismo’ y la ‘superstición’. Y esto lo hemos visto además en otros países como el Perú en donde también y en un tenor similar se agraviaron creencias de la religión precolombina.
Destaquemos también el hecho de que, simultáneamente a tales manifestaciones multitudinarias relativas al agravio a la fe musulmana, en la sociedad argentina, de la misma manera de lo que está sucediendo también en la europea, se han sucedido protestas populares pero obviamente no porque se agravien cosas del espíritu y lo sacro, sino por cuestiones de dinero y economía que afecta los estómagos del carenciado mundo occidental y moderno.
Es de destacar también que el papa Benedicto no suspendió por tales manifestaciones su viaje al Líbano, pero sin embargo no aprovechó tal circunstancia para unir su condena a la profanación de la figura de Mahoma que es solidaria con la que el occidente degradado efectúa de las grandes figuras del catolicismo, sino por el contrario paradojalmente se dedicó a condenar ‘la intolerancia fundamentalista y la violencia’, como si no hubiera sido mucho más grave y violento el haber cometido tales acciones de profanación.
Por último señalemos que no es una circunstancia casual que tales acontecimientos hayan acontecido justo cuando se cumplían los 11 años del hecho fundacional que ha trastocado la historia universal. Justamente el 11S fue una acción efectuada contra una sociedad materialista y profanadora de lo sacro. Dicha fecha significó el cambio diametral en el eje de la historia por lo cual la guerra dejó de ser entre naciones para convertirse en un conflicto entre concepciones del mundo en donde por un lado se encuentran los modernos que desean un mundo vacuno de materialismos incesantes y por otro las grandes tradiciones expresadas socialmente a través de las religiones que por el contrario ponen su acento en lo sagrado. En este caso el Islam ha sido la religión que ha tomado la vanguardia, pero hay que esperar que el paso siguiente sea dado también por las demás que son diariamente profanadas por el mismo enemigo materialista.
Ese mismo día el nuevo líder de Al Qaeda ha llamado a concluir la guerra en Siria para abatir al tirano Assad, principal sostén de Israel y los EEUU en el Medio Oriente, pues de esta manera el paso siguiente habrá de ser Jerusalén. Por supuesto que luego de tal comunicado ni Francia, ni Alemania, ni los EEUU aceptaron enviar una sola arma para los rebeldes sirios. Han comprendido que la primavera árabe es la antesala de la revolución fundamentalista. Acotemos como corolario de lo que decimos que en varias embajadas norteamericanas fue arrancada la bandera de tal país y hecha flamear en cambio la negra de Al Qaeda y que en varios casos las multitudes corearon en repudio a los EEUU de manera incesante el nombre de Osama.

Walter Preziosi
16/09/12

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante análisis.
Cabe destacar también que el presidente Putin - pese a todo lo que se le pueda criticar - actuó con severidad en defensa del cristianismo ortodoxo en su país: Las "Pussy Riot", mercenarias a sueldo del imperialismo cultural anglosajón, han sido castigadas, como corresponde, por profanar un templo Ortodoxo.
Que pena que en nuestro contexto católico nadie haga nada cuando se burlan de nuestra sagrada religión.

Atte. Patricio Lara

AGENCIA KALI YUGA dijo...

Sí está bien que se defiendan los valores religiosos pero en el caso de Putin, como en su momento aconteciera también con Stalin en la época de la invasión alemana de su país, tal medida es efectuada en función del fortalecimiento de su posición política. En este caso la religión y lo sagrado es utilizada a su servicio y no a la inversa tal como debería suceder en donde el gobernante oficiaba él mismo de pontífice en función de lo sacro.
La experiencia de Putin es lo que se conoce habitualmente como cesaropapismo.
Atte.

Anónimo dijo...

Su punto de vista sobre la guerra de civilizaciones entendida como dos concepciones de vida diametralmente opuestas me parece interesante pero lo que no llego a comprender del todo es el papel tradicional que en este caso cumpliría el fundamentalismo islámico representado por Al Qaeda. ¿Representan un Islam ortodoxo?

Digamos que tienen el coraje y la logística operativa para enfrentarse a las potencias materialistas de Occidente, y como ustedes mismos sostienen al parecer estarían ganando la guerra, pero más allá de ese ímpetu guerrero... ¿poseen también la exégesis esotérica necesaria para conservar la ortodoxia tradicional? ¿No son acaso una desviación del Islam ortodoxo?

Carlos