lunes, 16 de enero de 2023

CABALGAR EL TIGRE EN 2023. A PROPÓSITO DEL DEBATE ENTRE UN SURCOREANO Y UN MARXISTA

CABALGAR EL TIGRE EN 2023.

A PROPÓSITO DEL DEBATE ENTRE UN SURCOREANO Y UN MARXISTA








Recientes informes nos indican que la desproporción que existe entre ricos y pobres en el mundo ha alcanzado niveles insólitos y nunca vistos en la historia de la humanidad. Se calcula por ejemplo que el 0,01% de la población del planeta, es decir unas 500.000 personas poseen cerca de la mitad de las riquezas que existen y que en cambio más de un 50% de los habitantes se encuentra por debajo de la línea de pobreza, por lo cual apenas dispone del 2% de todos los recursos, quedando el resto y en proporciones dispares distribuido para la otra mitad de la humanidad. Esto ha hecho sacar conclusiones diferentes a los principales filósofos que rumian por nuestro medio. Recientemente hemos presenciado un interesante debate (no por su profundidad sino por la importancia del tema tratado) entre un notorio intelectual marxista, ex doctrinario del grupo Brigadas Rojas que lo asesinara al premier Moro, Antonio Negri, y el discípulo de Heidegger, el surcoreano Byung-Chul Han *, un autor que se ha puesto últimamente muy de moda.

Mientras que el primero, siguiendo la óptica de Carlos Marx, considera que el incremento de las contradicciones entre las clases, sumado ello al descrédito y abandono por lo metafísico, en razón del colapso de las religiones en el Occidente, podría dar lugar a fenómenos de masa revolucionarios y por lo tanto a una rápida llegada del socialismo y más tarde del comunismo, el oriental en cambio, si bien él también se reputa como un crítico del mundo moderno, se manifiesta como más escéptico. Es cierto dice él que la religión en el Occidente ha casi desaparecido convirtiéndose cuanto más en un fenómeno sociológico, por lo cual la masa proletaria no se hallaría más sometida al freno representado por el opio por lo trascendente y se encuentra más concentrada así en las cosas de este mundo. Pero esto no significa que haya desaparecido la alienación. Es más, la moderna tecnología ha producido un fenómeno de tal tipo mucho mayor que el del rito y la plegaria religiosa que es la esclavitud cibernética y el consecuente estado de dependencia respecto de aparatos como el celular que se han convertido no sólo en entes distractivos respecto de los compromisos mundanos, sino además en verdaderos y propios disociadores del ente colectivo, por lo cual los fenómenos de masa necesarios para un proceso revolucionario se encuentran ahora disueltos por un verdadero y propio estado de escapismo por el cual el sujeto se recluye en sí mismo y se escapa de una vida social y colectiva, siendo ello lo que hace ya imposible una revolución. Es decir que el estado de alienación cibernética ha llegado a ser mucho más intenso y profundo que el producido por la religión. En la religión se genera una fuga respecto de este mundo hacia un paraíso imaginario por lo cual se acepta vivir en un valle de lágrimas, esto es la explotación del hombre por el hombre, sin embargo los lazos sociales no se encuentran interrumpidos, los hombres se encuentran vinculados entre sí aun en las mismas ceremonias religiosas. En cambio el rito cibernético por el cual el sujeto se abstrae de la realidad para asimilarse plenamente al aparatejo que mantiene consigo lo aleja totalmente de los demás. Al respecto basta presenciar una escena cotidiana en un medio de transporte público en donde las personas se encuentran todas disociadas entre sí cada una de ellas entregada al mismo y totalmente ajena respecto de lo que la circunda. Y aun en la vida cotidiana resulta ya imposible muchas veces sostener diálogos continuados con alguien pues en medio de la conversación y cuando se encuentra en un grado de alto interés se interrumpe todo de repente por el aludido aparato, cortando todo tipo de comunicación verdadera. Esto le hace decir al surcoreano que el orden moderno capitalista ha inventado un alucinógeno mucho más efectivo que la antigua religión por lo cual ha logrado anestesiar totalmente a la masa haciendo ya imposible una revolución marxista clásica tal como la concibe Negri.

Debemos reconocer que la opinión de Byung-Chul Han resulta más acertada que la de su contradictor. No creemos que sea posible hoy en día una revolución marxista en sentido clásico y el hecho de que los principales partidos de tal signo hayan abandonado el carácter revolucionario de tal ideología cambiando hasta su denominación es un signo claro de todo ello. Sin embargo no podemos tampoco soslayar la circunstancia de que tal postura llevada al extremo puede conducir al quietismo o a la resignación que es justamente lo que se nota en el texto del autor. Él es crítico de la sociedad moderna y de sus alienaciones pero ¿qué es lo propone para salir de ella? Es en tal sentido que nosotros queremos retomar una siempre certera crítica que el maestro Evola formulara al existencialismo, en este caso hoy representado por el aludido discípulo de Heidegger, y que aparece en su esencial obra Cabalgar el tigre. Allí el mismo hace notar cómo tal movimiento en su crítica a la modernidad que significara una negación del orden tradicional y por lo tanto de la metafísica, ha intuido una cierta verdad que siempre se percibió en tal orden y era la de que la existencia en la cual nos encontrábamos se hallaba precedida en nosotros por una situación previa respecto de la cual había dos actitudes posibles a asumir. O por un lado que la misma hubiese acontecido como algo impuesto y de lo cual no nos podíamos evadir, o por el contrario que apareciese como una cosa elegida en función de una meta superior. El existencialismo tomaba el primer camino con la famosa expresión de Sartre: “Estamos condenados a ser libres”, por lo cual la libertad aparece allí como una imposición, como una vía fatal de la cual no podríamos salir y por lo tanto la perspectiva era adaptarse a la misma tomando conciencia de tal situación. En tal sentido es que aparece la otra vía, la de Cabalgar el tigre. Es decir en tanto no existe fatalidad alguna y no fuimos condenados a ser y por lo tanto a estar aquí, es posible ante esta situación de hecho ser capaces de superarla reconvirtiendo esa cosa que se nos presenta como irreversible, es decir lo que es asimilable a un veneno, en el mismo remedio que permite superar tal situación, usando la fuerza misma del mundo moderno, comprendida como factor alienante y expoliador, pero en contra de éste y para destruirlo. En este caso, la tecnología que en otros, en la mayoría, representa un estado de elevadísima alienación, superior a la condición de opio denunciada por Marx, por el contrario en una minoría escogida y diferenciada puede en cambio significar una herramienta para aniquilar ese mismo orden moderno y retornar a una situación de normalidad. En pocas palabras, la revolución no está de ninguna manera terminada como dice el filósofo surcoreano, sino que es aun posible, pero no por supuesto como un fenómeno de masas al estilo marxista hoy recreado por Negri, sino llevada a cabo por una elite diferenciada dispuesta a tomar el mundo moderno como una prueba, hallándose la circunstancia actual del mismo modo que la concebían los antiguos místicos cristianos, “así como el oro es probado por el fuego”.

CENTRO EVOLIANO DE AMÉRICA

El Bolsón, 16/01/23







· https://www.bloghemia.com/2019/11/por-que-la-revolucion-ya-no-es-posible.html

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