sábado, 17 de marzo de 2012

REPORTE DE LA AGENCIA DE NOTICIAS KALI-YUGA (17/03/12)

AL ACELERARSE LA DEBACLE EN AFGANISTÁN SE AGUDIZAN LAS DESINTELIGENCIAS ENTRE OBAMA Y PUTIN


Recordemos cómo días pasados el notorio desinformador de la agencia Russia Today, Adrián Salbuchi, manifestaba muy suelto de cuerpo que Rusia se había opuesto a la invasión a Afganistán. Se le demostró con argumentos contundentes que ello no sólo no era así, sino que por el contrario, a diferencia de lo que han sostenido los diferentes miembros de la OTAN y la mayoría de la opinión pública norteamericana que solicitan diariamente a gritos el inmediato retiro de tal guerra, la Rusia de Putin había sido una crítica extrema de tal actitud.
Este tema ha vuelto a tener vigencia en estos días tras la reciente acción efectuada por el sargento Bale quien, debido al largo stress producido por la guerra y a una importante dosis de alcohol consumida junto a 2 de sus camaradas, salió de noche con su vehículo e, ingresando a diferentes viviendas, efectuó una masacre de al menos 16 pobladores que estaban entregados al descanso, entre ellos 9 niños y tres mujeres. El hecho ha producido un profundo impacto en la opinión pública sea de Afganistán como de los EEUU y el presidente Obama ya se encuentra en la cuerda floja de tener que acelerar los tiempos del retiro del país que estaba programado recién para el 2014. Las voces de protesta ya reclaman que ello sea ahora mismo. Y hasta el mismo presidente Karzai se habría manifestado dispuesto a pactar con los talibanes una entrega del poder de manera inmediata. Esto se asocia a su insólita sugerencia de que, ante el fracaso ya ostensible de la invasión, los norteamericanos abandonen las zonas rurales y se establezcan en sus bases ‘sin salir de ellas’. Se supone que con esta declaración el gobernante títere está tratando de congraciarse con los talibanes a fin de poder salir ileso del país. La reciente visita del ministro de Defensa yanqui Panetta no pudo ser más problemática. Arribado de incógnito para ayudar a esclarecer el problema de la matanza, su avión casi se siniestra en la pista de Kabul cuando un kamikaze lanzó su camioneta en el mismo momento del aterrizaje. Sólo un milagro y la pericia del piloto evitaron un magnicidio. Se ha sabido que tal visita ha tenido la finalidad de concertar la rápida salida de la totalidad de las tropas del país debido a las incesantes manifestaciones de protesta que han sobrevenido y que se suceden a las que días antes acontecieran tras la quema de ejemplares del Corán en la base yanqui de Bagran y que produjeran más de 50 muertos.
Las cartas están pues echadas y el anuncio del retiro de los talibanes de cualquier diálogo posible con los norteamericanos es una clara señal de que ya no se trata de una salida, sino abiertamente de una fuga del país, muy parecida a la que sucediera hace 44 años en Vietnam, la que casualmente también estuvo precedida por una matanza similar en la localidad de My Lay. Pero si en aquella oportunidad Rusia celebró tal escape, ahora las cosas son muy diferentes. En declaraciones previas a las recientes elecciones Putin se opuso rotundamente al retiro de las tropas de la OTAN del país manifestando en forma textual. “El contingente militar internacional dirigido por la OTAN no resolvió aun las tareas planteadas”. Más explícito, el ministro de Relaciones Exteriores, Serge Lavrov, manifestó el pasado miércoles frente a la Duma (Parlamento): “No nos convienen los plazos artificiales que se anuncian de forma orientadora para la retirada de Afganistán. Primero hay que lograr que las fuerzas de seguridad afganas, que, por cierto, nosotros también contribuimos a equipar, puedan asegurar un orden elemental en Afganistán”. Y a tal respecto anunció también que estaba dispuesto a proporcionar a la OTAN una base militar en el propio territorio a fin de aliviarlas de los inconvenientes que hoy tienen en el vecino Pakistán para proveerse de materiales bélicos. Pero en el día de ayer se terminaron de aclarar las posiciones con las declaraciones emitidas por el general Ruslán Aúshev, veterano de la guerra de Afganistán y héroe de la URSS, muy allegado al círculo de oficiales amigos de Putin, comparando las dos situaciones de retiro de Afganistán, la rusa en 1989 y la actual norteamericana, Aushev manifestó: “Cuando la URSS se retiró, el régimen de Najibullá (es decir el equivalente a Karzai de ese entonces) controlaba la situación en Afganistán. Najibullá llevaba a cabo una política de reconciliación nacional, tenia un ejército más o menos capaz y hubiera resistido, de no haber sido porque en 1991 la URSS se desintegró y en 1992, el presidente de Rusia, Borís Yeltsin, se negó a seguir ayudando a Najibullá y le cortó los suministros de combustibles y armas”.
Este pasaje es sumamente significativo y permite establecer analogías. Rusia y EEUU combatieron una misma guerra en contra de un mismo enemigo y con resultados similares. También en los dos casos hubo halcones y palomas. En este último bando se ubican Obama y Yeltsin y en cambio Putin es un halcón ruso que quiere seguir con la guerra contra el fundamentalismo y también los hay en los EEUU con Bush a la cabeza, pero ahora posiblemente sea suplantado por el ‘católico integrista’ Santorum. Es decir entonces no hay dos potencias en pugna, sino dos políticas distintas para hacer frente a un mismo enemigo. Los duros y los blandos que pueden pertenecer a diferentes países.
En consecuencia volviendo al comienzo de esta nota. No es verdad que Rusia se haya opuesto a la guerra e invasión de Afganistán, por el contrario es ella la que quiere que siga.

Walter Preziosi

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