SIRIA
Importante nota probatoria del genocidio efectuado por el régimen de Assad con su propio pueblo
Días pasados en diferentes medios de los denominados 'alternativos' se propalaron noticias que pretendían 'probar' que en realidad las masacres efectuadas con la población civil siria no eran producidas por las milicias de Assad, sino en cambio por las huestes de Al Qaeda que por supuesto estarían rentadas por la CIA. Obviamente la única documentación que se brindaba al respecto eran notas firmadas por periodistas afines al gobierno de Assad. A continuación para contrastar con lo allí dicho propalamos la documentadísima nota de un periodista de la agencia Reuters publicada en el día de la fecha en el diario La Nación de Buenos Aires.
Una milicia fantasma movida por la impunidad
Los shabeeha, fieles a Al-Assad, son su escuadrón de la muerte
Por Khaled Yacoub Oweis
Agencia Reuters
AMMAN.- Jóvenes tatuados que cargan fusiles Kalashnikov AK-47 bajan desde las montañas hasta las aldeas castigadas por la artillería del ejército sirio. Irrumpen en los hogares, degollando mujeres y niños, o golpeándolos hasta matarlos. Luego se van, y se llevan a veces los cadáveres, para no dejar rastros de la masacre.
Cada vez son más frecuentes los relatos como éste, de boca de testigos presenciales o de militantes opositores del norte y centro de Siria, bastiones de la revuelta contra el presidente Bashar al-Assad, que ya lleva 15 meses.
La Red Siria -organización que defiende los derechos humanos-, un grupo opositor que documenta la represión de Al-Assad, dijo que los shabeeha -paramilitares de la minoría alauita, leales al Al-Assad- ingresaron en la pequeña aldea sunnita de Mazraat al-Qabeer anteayer, después de cortar las líneas telefónicas y de que los tanques bombardearan las casas.
Según la Red Siria, las fuerzas de seguridad llevaron en ómnibus a los shabeeha desde las aldeas alauitas cercanas, el mismo patrón usado hace dos semanas en Houla. Hubo menos víctimas, pero no menos brutalidad, en las afueras de Homs, la tercera ciudad más importante del país.
Desde sus comienzos como una banda de contrabandistas y traficantes organizada por familiares de Al-Assad en la ciudad de Latakia, los shabeeha fueron creciendo hasta convertirse en un temido escuadrón de la muerte, acusado de las mayores atrocidades cometidas durante la revuelta.
A medida que Al-Assad recurrió más y más a sus familiares para afianzar su férreo control sobre la mayoría musulmana sunnita del país, después de heredar el poder en 2000, los shabeeha empezaron a aparecer en Latakia y en las montañas alauitas de los alrededores.
Primos del presidente sirio al volante de autos Mercedes-Benz modelo Clase S, con vidrios polarizados, apodados "shabeeha" ("fantasma"), y con un arsenal de rifles a bordo, se abrían paso a cualquier precio en medio del tránsito. El apodo fue adoptado por los hombres armados para describirse a sí mismos, a medida que extendían el ámbito de sus acciones.
Con apoyo del Estado, los shabeeha se convirtieron en un grupo paramilitar con todas las letras. Al mando de oficiales de las fuerzas de seguridad o de funcionarios del gobernante partido Baath se encargan de aplastar las protestas en todo el país, asesinando a los manifestantes.
En los actos de apoyo al gobierno, a principios de este año, los shabeeha llevaban carteles que decían "Al-Assad, seremos por siempre tus shabeeha" y "Al-Assad, tu nombre está grabado en nuestros Kalashnikov".
Reclutamiento
Al comienzo de la revuelta, las fuerzas de seguridad reclutaron a miles de musulmanes sunnitas para reforzar a las milicias alauitas shabeeha, en especial después de que Al-Assad liberó a miles de las cárceles, con una amnistía general, el año pasado.
Los shabeeha, sin embargo, ahora dependen más de los reclutas de las comunidades alauitas, a medida que la revuelta se militarizó y que los rebeldes comenzaron a atacar a las fuerzas del gobierno, según fuentes opositoras y diplomáticos que siguen de cerca el levantamiento.
Las masacres, y el creciente peligro de ser asesinados por los rebeldes, han hecho desistir a muchos sunnitas, aunque en determinado momento se les llegó a pagar 100 dólares diarios, una verdadera fortuna en un país donde el salario mensual promedio se ubica entre los 200 y 300 dólares.
"Los shabeeha se convirtieron en una milicia alauita localizada, presente sobre todo en las regiones mixtas. Su misión es aterrorizar a la población civil y llevar adelante una limpieza étnica", señaló un diplomático.
Los activistas dicen que los intentos por reclutar, armar y entrenar hombres de las aldeas alauitas, algunos de apenas 15 años de edad, se intensificaron a medida que son más los sunnitas que abandonan la milicia.
"A los shabeeha los moviliza un sentimiento de impunidad, de que pueden asesinar a tantos sunnitas como quieran mientras el apoyo de Rusia al régimen obligue a descartar cualquier posibilidad de intervención internacional", dijo Fawaz Tello, activista opositor que dejó Siria el año pasado.
Otro activista, que se negó a usar su verdadero nombre, dijo que el núcleo alauita de las fuerzas shabeeha estaba "imbuido de la ideología de que matar a sunnitas corrige un error histórico". Es decir, la discriminación que sufrió la minoría alauita.
En Damasco, los vecinos y activistas dijeron que la proporción de sunnitas en las fuerzas shabeeha habían disminuido desde que 11 shabeehas fueron asesinados hace dos meses en Maidan, distrito de Damasco y bastión de los conservadores sunnitas.
"Hasta los miembros sunnitas de los shabeeha son a veces eliminados por shabeehas alauitas, porque los consideran poco confiables", dijo Raed al-Shami, un activista que vive en Damasco.
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