Por eso debemos actuar
Por Vladimir PutinPublicado: 14 de noviembre 1999
The New York Times
Cuando el presidente Clinton y yo nos reunimos en Oslo a principios de este mes, hablamos de la situación en Chechenia. Fuentes de la conversación en los medios de comunicación estadounidenses, como es comprensible, destacaron las advertencias del presidente sobre el impacto de las operaciones militares de Rusia. Porque valoramos nuestras relaciones con los Estados Unidos y se preocupan por la percepción respecto de nosotros por parte de los americanos, quiero explicar nuestras acciones en términos claros.
Para ello, les pido que se ponga a un lado por un momento las noticias dramáticas del Cáucaso e imaginar algo más plácido: los neoyorquinos o Washingtonianos ordinarios, durmiendo en sus casas. Entonces, en un instante, cientos mueren en explosiones en el Watergate, o en un complejo de apartamentos en el lado oeste de Manhattan. Miles de personas están heridas, algunas horriblemente desfigurado. El pánico envuelve un barrio, a continuación, una nación.
Los rusos no tienen que imaginar tal calamidad. Más de 300 de nuestros ciudadanos en Moscú y en otras partes sufrieron esa suerte a principios de este año cuando las bombas detonadas por terroristas derribaron cinco bloques de apartamentos.
Algunos de los 'terroristas' asesinados por Putin.
Considere la posibilidad de otro escenario impensable. Una disputa latente entre uno de sus estados y el gobierno federal hace la inestabilidad política en ese estado. Surgen las milicias armadas, similar a los encontradas en los estados de Montana y Idaho. Finalmente, con la asistencia de aventureros extranjeros con su propia agenda, que usan esa atribulada región como base para lanzar ataques violentos en contra de un estado vecino. Vidas y bienes son destruidos - como medio para ampliar el caos.
Los Rusos no necesitan ver la última película de James Bond para ver esa historia macabra. Más bien, hemos visto que en la vida todo-demasiado-real como guerrilleros basados en Chechenia montando ataques sangrientos contra el vecino Daguestán. Ellos ocuparon por la fuerza varias comunidades, aterrorizando a los habitantes. El objetivo declarado era crear una república islámica'','' una idea totalmente ajena a la gran mayoría de los ciudadanos locales.
Para los estadounidenses, estos escenarios deben parecer algo exagerados. La noción de guerrilleros armados vagando por el campo, intimidando a los ciudadanos, es algo que se encuentra en malas películas o novelas de segunda categoría. Sin embargo, en la esquina sur de mi país, que son tan reales como las parcelas de cementerio recién convertidos que han hecho una crónica de la violencia en los últimos años.
Ningún gobierno puede permanecer de brazos cruzados cuando ocurre el terrorismo. Es el deber solemne de todos los gobiernos a proteger a sus ciudadanos de los peligros. Estadounidenses, obviamente entienden este concepto. Cuando dos embajadas de Estados Unidos en África fueron voladas, aviones de guerra estadounidenses fueron enviados antes de bombardear presuntos instalaciones terroristas en Sudán y Afganistán. Los estadounidenses también han tenido experiencia de primera mano con el fanatismo religioso financiado de fuentes en el extranjero.El atentado contra el Centro Mundial del Comercio en la ciudad de Nueva York fue el triste resultado de ese extremismo.
El terrorismo de hoy no conoce fronteras. Sus proveedores colaboran entre sí a través de grandes distancias. Sabemos que una gran parte de la violencia que emana de Chechenia se financia en el extranjero.
Los mismos terroristas que estaban asociados con el bombardeo de las embajadas de Estados Unidos tienen un punto de apoyo en el Cáucaso. Sabemos que Shamil Basayev, el llamado señor de la guerra checheno, consigue la asistencia sobre el terreno a partir de un líder guerrillero itinerante con un expediente similar al de Osama bin Laden. Y una de sus cadenas de televisión informó recientemente que - de acuerdo con fuentes de inteligencia de Estados Unidos - que bin Laden está ayudando a financiar a la guerrilla.
YA ESTABA CLARO EN ESE ENTONCES QUE PARA RUSIA EEUU NO ERA EL ENEMIGO PRINCIPAL, SINO EL 'TERRORISMO ISLÁMICO' ANTE EL CUAL YA EN ESE ENTONCES CONVOCABA A COMBATIRLO CONJUNTAMENTE CON SU 'ENEMIGO'.
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