Un intento frustrado de golpe de Estado recrudece el caos en Libia
Un general rebelde se planta en la capital para tomar a tiros el Parlamento
General golpista Haftar
Asaltan en Parlamento en Libia. / REUTERS LIVE!
El caos se ha apoderado de Libia desde hace meses y la situación empeora por días. Este fin de semana ha resultado especialmente descontrolado. El domingo las fuerzas leales a un general renegado intentaron un golpe en el Parlamento, con tiros y tanques por las calles de la capital, contra el poder legislativo. El viernes esas mismas fuerzas habían provocado todo un enfrentamiento armado en la ciudad rebelde de Bengasi que ocasionó más de 70 muertos y de 140 heridos. El aeropuerto de Benina, en esa ciudad, ha estado cerrado todo el fin de semana y esta misma mañana ha sido objeto de un ataque con cohetes 'Grad' a primera hora, según han informado fuentes militares y de seguridad. La Unión Europea ha expresado este lunes su máxima preocupación por la situación en este país clave del norte de África, que padece al mismo tiempo el fenómeno de la inmigración.
Este último episodio violento en Trípoli entre exmilitares, distintas fuerzas rebeldes tribales y el teórico ejército del país se ha considerado como el peor desde la caída en 2011 del dictador Muamar Gadafi. Llega, además, tras unas semanas de gran inseguridad en la capital de Libia, donde se han reproducido los secuestros y extrañas liberaciones de diplomáticos extranjeros, el cierre de varias legaciones internacionales y cuando las débiles autoridades locales habían asegurado que liberarían al fin los puertos petrolíferos del golfo de Es Sider bloqueados desde el pasado verano por otras milicias armadas.
El barril de crudo Brent para entrega en junio abrió hoy al alza en el Intercontinental Exchange Futures (ICE), el mercado de Londres, y acabó cotizando a 110 dólares el barril, un 0,20 % más que al cierre del pasado viernes. Libia lleva tiempo intentando recuperar la capacidad de producción de petróleo perdida, que ha bajado del 1,5 millones de barriles diarios que se generaban hace tres años a menos de 250.000 ahora, para mejorar sus condiciones económicas y estabilizar un poco el país. El gobierno vecino de Túnez ha anunciado hoy el envío de refuerzos y 5.000 miembros militares a la zona fronteriza con Libia. Túnez, Arabia Saudí y Argelia han cerrado estos días sus embajadas en Trípoli y otros países lo han hecho en recientes semanas tras la ola de secuestros contra embajadores, diplomáticos y personal empleado en esas legaciones.
El coronel Mojtar Farnana, comandante de la policía militar, fue el que comunicó por la televisión libia en la noche del domingo que un grupo encabezado por el general retirado Jalifa Hifter había entrado por la fuerza en la capital para autoproclamar una Asamblea Constituyente de 60 miembros para remplazar al Parlamento y poner en marcha otra Constitución. Farnana dijo que el gobierno libio funcionaría en modalidad de emergencia, pero no ofreció más detalles. También informó de que fuerzas leales a Hifter y autodenominadas "Lideres de la Armada Libia" atacaron el Parlamento a tiros el domingo, aunque no quiso calificar la operación de golpe de Estado y la denominó como una pelea de "los escogidos por el pueblo". "Anunciamos al mundo que el país no puede ser una incubadora de terrorismo", proclamó Farnana vestido de uniforme militar y junto a la bandera libia. Farnana es el jefe de las fuerzas armadas en Trípoli.
El resultado del ataque al parlamento del domingo es aún muy confuso. Algunas fuentes aseguran que pudo producir dos muertos y más de 50 heridos. También que en el mismo participaron, por otra parte, miembros rebeldes de dos de los grupos armados, Al Qaqaa y Al Sawaeq, que campan por distintas zonas del país. Portavoces de estos grupos explicaron que su actuación no estaba conectada con la de los seguidores del exmilitar Hifter, que también se nutre de milicianos pero ha contado con algún apoyo aéreo militar y que ha estacionado a sus hombres en los barrios de Al Qawarsha, Al Hawari y Sidi Frech.
Tribal, inestable y con mucho petróleo potencial
El general Miguel Ángel Ballesteros, al frente del Instituto Español de Estudios Estratégicos, montó la semana pasada en Madrid unas jornadas sobre Energía y Geoestrategia 2014en las que alertó contra las amenazas identificadas por Al Qaeda con el objetivo prioritario en las redes de suministro energético. Libia era un país productor. Hace apenas tres años contabilizaba 1,5 millones de barriles diarios. Ahora apenas 250.000. La semana que viene pretendía organizar un foro en Londres para recuperar ese papel en los mercados. Lleva meses intentando reabrir todos sus pozos petrolíferos, incluso los tomados desde el verano por los rebeldes armados en Es Sider. Pero este viernes el pozo de Dál-Fil, en el sur, tuvo que cerrar a las 48 horas de anunciarse el teórico desbloqueo.
“Libia es un país tribal, que solo ha tenido en su historia el periodo de estabilidad de Gadafi con su estado personalista, con un sistema asambleario, sin gobierno y sin Estado, y al desaparecer el líder han vuelto a su origen”, explica el general Ballesteros a EL PAÍS. Y remacha: “Las autoridades no han logrado desarmar a los rebeldes de las regiones de la Cirenaica y la Tripolitania y el resto del país es desértico. Libia ha vivido siempre de sus recursos energéticos, hasta llegar a decir que tenían la renta y el nivel de vida más alto de África, pero la bola de nieve de su inseguridad es ahora cada vez más grande y no se crean unas fuerzas armadas de la noche a la mañana”.
“Libia no es tan interesante porque pueda ser ya ahora mismo una alternativa a los hidracarburos procedentes de Rusia o Ucrania como por el potencial que tendría si las compañías internacionales pudieran invertir allí seguras en los recursos que tienen y que todavía no han sido explotados”, concluye la abogada y experta en estrategias energéticas Ana Valle Padilla.
Este lunes, en cualquier caso, la capital ofrece una imagen de aparente calma, según han corroborado periodistas de varias agencias internacionales. Muchas empresas, comercios y hasta los colegios han abierto hoy sus puertas y las calles han registrado una actividad normal tras los enfrentamientos armados protagonizados por las milicias de Al Qaqaa y Al Sawaeq, los militares partidarios de Hifter, de la zona sur de Zitán, y las fuerzas de seguridad asentadas en Trípoli. Esos combates que arrancaron el domingo cerca del Parlamento se prolongaron hasta la madrugada, en la carretera que conecta la ciudad con el aeropuerto y donde las dos milicias citadas tienen sus cuarteles generales.
En Libia existen ahora, al menos, cuatro grandes fuerzas milicianas ubicadas en zonas geográficas distintas, con intereses diversos y enfrentadas al poder central que se intenta crear casi desde la nada en Trípoli en torno a las instituciones oficiales en un Estado sin estructuras y que quedó huérfano de liderazgo tras el derrocamiento del dictador Gadafi. A los exmilitares liderados por el general Haftar, de la zona sur de Zitán, se sumarían los rebeldes asentados en Bengasi, la segunda ciudad del país; también los milicianos de Misratan; y los que siguen al comandante Ibrahim Jathran, que tomó el pasado verano los puertos petrolíferos de Es Sider y que también reclama más autonomía y beneficios económicos para esa región.
El portavoz del Ministerio de Sanidad, Amar al Tarbán, aseguró hoy que dos civiles habían resultado muertos y otros 66 heridos en esos tiroteos, informa Efe. Tarbán agregó que las milicias han liberado a un asistente del Ministro de Sanidad que mantenían retenido desde ayer.
El gobierno interino de Libia, que ha cambiado de primer ministro tres veces en poco más de un mes y que aún no había completado todas las carteras de su último gabinete, no ha comentado estas declaraciones de los militares. El ministro de Justicia, Saleh al-Mergani, solo ha comparecido para hacer un llamamiento a las partes para que dejen las armas e inicien un diálogo.
Los disparos sobre el Parlamento libio se escucharon el domingo durante todo el día y a varios kilómetros de distancia. También se vieron tanques y coches armados por distintas calles de la capital. Y humo sobre los tejados cercanos al parlamento.
Un funcionario de seguridad comentó a la prensa local que los atacantes dispararon contra una base militar cercana controlada por una milicia islamista. Porque los militares rebeldes encabezados por el general Jalifa Hifter están especialmente en contra de las milicias islamistas en Bengasi, la segunda ciudad de la nación, en el este, pero también cuestionan su presencia en el Parlamento. Y critican que el gobierno central no tiene autoridad para controlarlas. De hecho el portavoz del citado general tildó al Parlamento como el “núcleo de la crisis" nacional y añadió: "Este Parlamento es el que apoya a las entidades islamistas extremistas. El objetivo era arrestar a estos islamistas disfrazados de políticos".
Los legisladores reunidos el domingo en el Parlamento atacado estaban intentando refrendar al nuevo primer ministro Ahmed Miitig, elegido el pasado 4 de mayo, y también valorando la crítica situación en Bengasi. La primera conclusión de lo sucedido fue clara. Los rebeldes habían intentado un "golpe de Estado" contra el Gobierno interino libio. Los diputados fueron evacuados por las fuerzas de seguridad y el presidente del Parlamento, Nuri Abu Sahmin, fue protegido en lugar seguro para intentar continuar con las conversaciones políticas con distintos grupos para normalizar la crisis.
El Parlamento libio está dividido, como el país, entre fuerzas islamistas y no islamistas que han disputado la designación de un nuevo gobierno y la celebración de elecciones. El pasado 29 de abril las fuerzas islamistas respaldaron la designación de un nuevo primer ministro, mientras los grupos no islamistas se marcharon de la sala donde se celebraba la reunión. En febrero pasado ya habían reclamado la disolución del Parlamento cuando los diputados presentes entonces en la cámara proclamaron la prórroga de su mandato que había expirado el 7 de febrero.
El anterior primer ministro dimitió tras anunciar que su familia había sido amenazada. Y su antecesor se vio forzado a dejar el Gobierno y el país tras la crisis de autoridad que se constató tras el incidente protagonizado por el Morning Glory, el barco de bandera norcoreana que las milicias rebeldes lograron cargar de petróleo en el puerto de Sirte pese a las advertencias de las fuerzas armadas.
El caos se ha apoderado de Libia desde hace meses y la situación empeora por días. Este fin de semana ha resultado especialmente descontrolado. El domingo las fuerzas leales a un general renegado intentaron un golpe en el Parlamento, con tiros y tanques por las calles de la capital, contra el poder legislativo. El viernes esas mismas fuerzas habían provocado todo un enfrentamiento armado en la ciudad rebelde de Bengasi que ocasionó más de 70 muertos y de 140 heridos. El aeropuerto de Benina, en esa ciudad, ha estado cerrado todo el fin de semana y esta misma mañana ha sido objeto de un ataque con cohetes 'Grad' a primera hora, según han informado fuentes militares y de seguridad. La Unión Europea ha expresado este lunes su máxima preocupación por la situación en este país clave del norte de África, que padece al mismo tiempo el fenómeno de la inmigración.
Este último episodio violento en Trípoli entre exmilitares, distintas fuerzas rebeldes tribales y el teórico ejército del país se ha considerado como el peor desde la caída en 2011 del dictador Muamar Gadafi. Llega, además, tras unas semanas de gran inseguridad en la capital de Libia, donde se han reproducido los secuestros y extrañas liberaciones de diplomáticos extranjeros, el cierre de varias legaciones internacionales y cuando las débiles autoridades locales habían asegurado que liberarían al fin los puertos petrolíferos del golfo de Es Sider bloqueados desde el pasado verano por otras milicias armadas.
El barril de crudo Brent para entrega en junio abrió hoy al alza en el Intercontinental Exchange Futures (ICE), el mercado de Londres, y acabó cotizando a 110 dólares el barril, un 0,20 % más que al cierre del pasado viernes. Libia lleva tiempo intentando recuperar la capacidad de producción de petróleo perdida, que ha bajado del 1,5 millones de barriles diarios que se generaban hace tres años a menos de 250.000 ahora, para mejorar sus condiciones económicas y estabilizar un poco el país. El gobierno vecino de Túnez ha anunciado hoy el envío de refuerzos y 5.000 miembros militares a la zona fronteriza con Libia. Túnez, Arabia Saudí y Argelia han cerrado estos días sus embajadas en Trípoli y otros países lo han hecho en recientes semanas tras la ola de secuestros contra embajadores, diplomáticos y personal empleado en esas legaciones.
El coronel Mojtar Farnana, comandante de la policía militar, fue el que comunicó por la televisión libia en la noche del domingo que un grupo encabezado por el general retirado Jalifa Hifter había entrado por la fuerza en la capital para autoproclamar una Asamblea Constituyente de 60 miembros para remplazar al Parlamento y poner en marcha otra Constitución. Farnana dijo que el gobierno libio funcionaría en modalidad de emergencia, pero no ofreció más detalles. También informó de que fuerzas leales a Hifter y autodenominadas "Lideres de la Armada Libia" atacaron el Parlamento a tiros el domingo, aunque no quiso calificar la operación de golpe de Estado y la denominó como una pelea de "los escogidos por el pueblo". "Anunciamos al mundo que el país no puede ser una incubadora de terrorismo", proclamó Farnana vestido de uniforme militar y junto a la bandera libia. Farnana es el jefe de las fuerzas armadas en Trípoli.
El resultado del ataque al parlamento del domingo es aún muy confuso. Algunas fuentes aseguran que pudo producir dos muertos y más de 50 heridos. También que en el mismo participaron, por otra parte, miembros rebeldes de dos de los grupos armados, Al Qaqaa y Al Sawaeq, que campan por distintas zonas del país. Portavoces de estos grupos explicaron que su actuación no estaba conectada con la de los seguidores del exmilitar Hifter, que también se nutre de milicianos pero ha contado con algún apoyo aéreo militar y que ha estacionado a sus hombres en los barrios de Al Qawarsha, Al Hawari y Sidi Frech.
Tribal, inestable y con mucho petróleo potencial
El general Miguel Ángel Ballesteros, al frente del Instituto Español de Estudios Estratégicos, montó la semana pasada en Madrid unas jornadas sobre Energía y Geoestrategia 2014en las que alertó contra las amenazas identificadas por Al Qaeda con el objetivo prioritario en las redes de suministro energético. Libia era un país productor. Hace apenas tres años contabilizaba 1,5 millones de barriles diarios. Ahora apenas 250.000. La semana que viene pretendía organizar un foro en Londres para recuperar ese papel en los mercados. Lleva meses intentando reabrir todos sus pozos petrolíferos, incluso los tomados desde el verano por los rebeldes armados en Es Sider. Pero este viernes el pozo de Dál-Fil, en el sur, tuvo que cerrar a las 48 horas de anunciarse el teórico desbloqueo.
“Libia es un país tribal, que solo ha tenido en su historia el periodo de estabilidad de Gadafi con su estado personalista, con un sistema asambleario, sin gobierno y sin Estado, y al desaparecer el líder han vuelto a su origen”, explica el general Ballesteros a EL PAÍS. Y remacha: “Las autoridades no han logrado desarmar a los rebeldes de las regiones de la Cirenaica y la Tripolitania y el resto del país es desértico. Libia ha vivido siempre de sus recursos energéticos, hasta llegar a decir que tenían la renta y el nivel de vida más alto de África, pero la bola de nieve de su inseguridad es ahora cada vez más grande y no se crean unas fuerzas armadas de la noche a la mañana”.
“Libia no es tan interesante porque pueda ser ya ahora mismo una alternativa a los hidracarburos procedentes de Rusia o Ucrania como por el potencial que tendría si las compañías internacionales pudieran invertir allí seguras en los recursos que tienen y que todavía no han sido explotados”, concluye la abogada y experta en estrategias energéticas Ana Valle Padilla.
Este lunes, en cualquier caso, la capital ofrece una imagen de aparente calma, según han corroborado periodistas de varias agencias internacionales. Muchas empresas, comercios y hasta los colegios han abierto hoy sus puertas y las calles han registrado una actividad normal tras los enfrentamientos armados protagonizados por las milicias de Al Qaqaa y Al Sawaeq, los militares partidarios de Hifter, de la zona sur de Zitán, y las fuerzas de seguridad asentadas en Trípoli. Esos combates que arrancaron el domingo cerca del Parlamento se prolongaron hasta la madrugada, en la carretera que conecta la ciudad con el aeropuerto y donde las dos milicias citadas tienen sus cuarteles generales.
En Libia existen ahora, al menos, cuatro grandes fuerzas milicianas ubicadas en zonas geográficas distintas, con intereses diversos y enfrentadas al poder central que se intenta crear casi desde la nada en Trípoli en torno a las instituciones oficiales en un Estado sin estructuras y que quedó huérfano de liderazgo tras el derrocamiento del dictador Gadafi. A los exmilitares liderados por el general Haftar, de la zona sur de Zitán, se sumarían los rebeldes asentados en Bengasi, la segunda ciudad del país; también los milicianos de Misratan; y los que siguen al comandante Ibrahim Jathran, que tomó el pasado verano los puertos petrolíferos de Es Sider y que también reclama más autonomía y beneficios económicos para esa región.
El portavoz del Ministerio de Sanidad, Amar al Tarbán, aseguró hoy que dos civiles habían resultado muertos y otros 66 heridos en esos tiroteos, informa Efe. Tarbán agregó que las milicias han liberado a un asistente del Ministro de Sanidad que mantenían retenido desde ayer.
El gobierno interino de Libia, que ha cambiado de primer ministro tres veces en poco más de un mes y que aún no había completado todas las carteras de su último gabinete, no ha comentado estas declaraciones de los militares. El ministro de Justicia, Saleh al-Mergani, solo ha comparecido para hacer un llamamiento a las partes para que dejen las armas e inicien un diálogo.
Los disparos sobre el Parlamento libio se escucharon el domingo durante todo el día y a varios kilómetros de distancia. También se vieron tanques y coches armados por distintas calles de la capital. Y humo sobre los tejados cercanos al parlamento.
Un funcionario de seguridad comentó a la prensa local que los atacantes dispararon contra una base militar cercana controlada por una milicia islamista. Porque los militares rebeldes encabezados por el general Jalifa Hifter están especialmente en contra de las milicias islamistas en Bengasi, la segunda ciudad de la nación, en el este, pero también cuestionan su presencia en el Parlamento. Y critican que el gobierno central no tiene autoridad para controlarlas. De hecho el portavoz del citado general tildó al Parlamento como el “núcleo de la crisis" nacional y añadió: "Este Parlamento es el que apoya a las entidades islamistas extremistas. El objetivo era arrestar a estos islamistas disfrazados de políticos".
Los legisladores reunidos el domingo en el Parlamento atacado estaban intentando refrendar al nuevo primer ministro Ahmed Miitig, elegido el pasado 4 de mayo, y también valorando la crítica situación en Bengasi. La primera conclusión de lo sucedido fue clara. Los rebeldes habían intentado un "golpe de Estado" contra el Gobierno interino libio. Los diputados fueron evacuados por las fuerzas de seguridad y el presidente del Parlamento, Nuri Abu Sahmin, fue protegido en lugar seguro para intentar continuar con las conversaciones políticas con distintos grupos para normalizar la crisis.
El Parlamento libio está dividido, como el país, entre fuerzas islamistas y no islamistas que han disputado la designación de un nuevo gobierno y la celebración de elecciones. El pasado 29 de abril las fuerzas islamistas respaldaron la designación de un nuevo primer ministro, mientras los grupos no islamistas se marcharon de la sala donde se celebraba la reunión. En febrero pasado ya habían reclamado la disolución del Parlamento cuando los diputados presentes entonces en la cámara proclamaron la prórroga de su mandato que había expirado el 7 de febrero.
El anterior primer ministro dimitió tras anunciar que su familia había sido amenazada. Y su antecesor se vio forzado a dejar el Gobierno y el país tras la crisis de autoridad que se constató tras el incidente protagonizado por el Morning Glory, el barco de bandera norcoreana que las milicias rebeldes lograron cargar de petróleo en el puerto de Sirte pese a las advertencias de las fuerzas armadas.
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