INDIA:
1) Dimite el ministro del Interior indio tras los atentados de Bombay
También renuncia el consejero de Seguridad, M.K.Narayanan, pero el primer ministro Manmohan Singh le pide que continua al frente del cargo
AGENCIAS /ELPAÍS.com - Nueva Delhi - 30/11/2008
El ministro del Interior de la India, Shivraj Patil, y el consejero de Seguridad Nacional, M.K.Narayanan han renunciado hoy tras asumir la responsabilidad por el ataque terrorista contra la ciudad portuaria de Bombay. El primer ministro, Manmohan Singh, ha aceptado la dimisión de Patil, pero ha pedido a Narayanan que continúe al frente del Consejo Nacional de Seguridad, según medios de prensa de Nueva Delhi que citan a fuentes del Gobierno. Asesores del primer ministro no descartan que se produzcan más renuncias, según informa el diario The Times of India.
La salida de Patil se produce después de que una serie de editoriales periodísticos y comentarios políticos reconviniesen la actuación de los aparatos de inteligencia indios. Los críticos al Gobierno también han lamentado que no se haya impedido la cadena de atentados de cara a las elecciones de Delhi del próximo sábado y a las generales de mayo de 2009.
El ministro indio de Finanzas, P. Chidambaram, se encargará a partir de ahora de la cartera de Interior. Según ha informado el gobierno, Chidambaram dejará el Ministerio para ponerse al frente de la seguridad del país, mientras que el primer ministro, Manmohan Singh, se hará cargo de la cartera de Finanzas.
Singh celebra hoy una reunión con los líderes de los principales partidos del país para analizar la situación tras los atentados en Bombay, que causaron la muerte de 183 personas y heridas a más de 300.
Antes de Bombay, varias ciudades indias como Nueva Delhi, Jaipur, Ahmedabad o Bangalore han padecido atentados en los últimos seis meses con la colocación de bombas en distintos puntos que han causado decenas de muertos.
2) El Ejército indio pone fin a tres días de terror en Bombay
Las autoridades señalan que un comando de élite mata a los tres últimos terroristas atrincherados en el interior del hotel Taj Mahal.- Los empresarios españoles liberados han llegado a Madrid.- Las víctimas ascienden a 195
ELPAÍS.com / AGENCIAS - Madrid / Bombay - 29/11/2008
Las tropas de élite del Ejército indio están registrando, habitación por habitación, el lujoso hotel Taj Mahal de Bombay, en busca de más terroristas que puedan permanecer escondidos, tres días después de los ataques terroristas coordinados que han dejado casi dos centenares de muertos.
Las fuerzas especiales han abatido a tiros esta madrugada (hora española) a los tres últimos terroristas que se encontraban atrincherados en el Taj. Los atentados realizados con explosivos, tiroteos y secuestro de rehenes en el Taj Mahal y el hotel Trident/Oberoi, además de un centro judío, han dejado 195 muertos y otros 295 heridos, según cifras oficiales. Entre los muertos hay 22 extranjeros, ninguno de ellos español.
Una vez controlada la situación, han comenzado las investigaciones, internas y externas, acerca de éstos, uno de los peores ataques que se han registrado en India. El presidente paquistaní,Asif Ali Zardari, ha afirmado hoy que actuará "rápidamente" si existen evidencias de la participación de grupos o individuos de su país en los atentados de Bombai.
Asimismo, el gobierno de Londres investiga la existencia de una "conexión británica" a través de un equipo de la policía antiterrorista que fue enviado al día siguiente de los ataques. Los expertos certificarán las versiones según las cuales varios de los hombres que sembraron el terror en esa ciudad son ciudadanos de Reino Unido nacidos en Pakistán, o incluso nacidos en Reino Unido pero de ascendencia paquistaní.
Fuentes diplomáticas indias han dicho a la BBC que no hay evidencias de una "conexión británica" en la matanza, pero Londres colaborará en las indagaciones.
Días de Terror
"El Taj está controlado", ha asegurado el jefe de policía Hasan Gafoor en declaraciones emitidas por la televisión india. En el asalto final ha fallecido un soldado. Ahora las fuerzas de seguridad lideradas por Jyoti Krishna Dutt, se encuentran revisando las instalaciones del hotel habitación por habitación.
Los empresarios españoles Alvaro Rengifo y Alejandro de la Joya han llegado esta mañana a Madrid tras el "horror" vivido por ambos en el hotel Trident, del que fueron rescatados este viernes. "Estoy muy bien, estoy con toda mi familia", ha explicado desde su domicilio Rengifo. Este empresario y el consejero delegado de Ferrovial-Agromán, Alejandro de la Joya, han aterrizado en la base aérea de Torrejón de Ardoz en un avión privado fletado expresamente para su repatriación.
Mientras el hotel Trident (antiguo Oberoi) ha quedado este viernes "completamente bajo control" y "libre de terroristas", así como el centro judío Nariman House, por la noche (sobre las 23.30 hora peninsular española) se han registrado unas cinco explosiones en el Taj. Esta madrugada, el Ejército ha comenzado un intenso tiroteo con los islamistas atrincherados en el establecimiento y las imágenes de televisión mostraban un incendio declarado en la planta baja.
En el cruento episodio han fallecido, según las autoridades, 18 extranjeros. Entre ellos un ciudadano británico, cuatro australianos, un italiano y un japonés. Además, el Gobierno de Estados Unidos ha confirmado la muerte de cinco ciudadanos estadounidenses.
Entre los heridos hay un matrimonio español, formado por Rafael Deaux y María Rosa Romero. Ambos continúan hospitalizados con pronóstico leve y su salud no corre peligro. Se prevé que permanezcan en la ciudad aún unos días.
Asalto al centro judío
La operación finalizó sobre las 14.00 hora española peninsular. Según J. K. Dutt, director general de la Guardia Nacional de Seguridad, sus hombres volaron un muro exterior del centro e irrumpieron en él, "neutralizando" a dos terroristas. Sin embargo, no pudieron evitar la muerte de cinco rehenes israelíes, entre ellos un rabino y su esposa, residentes en Brooklyn (Nueva York). El hijo de la pareja ha sido salvado por la niñera y se encuentra a salvo, informa Georgina Higueras.
Los autores
Este sábado se han conocido más detalles sobre los terroristas. Algunos de los islamistas atacantes visitaron Bombay meses antes y han vivido allí durante todo este tiempo fingiendo ser estudiantes, recoge el Times of India. El grupo habría visitado en varias ocasiones los dos hoteles asaltados. Los terroristas procederían la mayoría de Pakistán, pero durante estas visitas de reconocimiento se habrían hecho pasar por malasios. A pesar de que la pista paquistaní cobra fuerza, el primer ministro, Yusaf Raza Gilani, ha señalado que "Pakistán no tiene nada que ver con esto".
El primer ministro indio, Manmonah Singh, en una comparecencia ante la nación, condenó los ataques y manifestó que su Gobierno tomará "las medidas necesarias para defender la seguridad" de los ciudadanos. Además, señaló a terroristas llegados de fuera del país como responsables de la matanza.
En un principio, la autoría de los atentados se atribuyó a la organización islamista Deccan Muyahidiny, que había reivindicado las acciones. Sin embargo, tres de los terroristas detenidos en el transcurso de la contraofensiva del ejército indio han confesado ser miembros de la célula rebelde con base en Pakistán, Lashkar-e-Taiba (Ejército de los Puros), según el diario Hindu. Lashkar-e-Taiba, uno de los grupos de milicianos islamistas más influyentes en Asia, había negado este jueves su implicación en los atentados.
3) Bajo el terror oscuro de la batalla del Taj
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La siempre caótica Bombay se sumió anoche en el silencio frente al atronador ruido de las explosiones y la metralla que la sacudieron los últimos tres días. Un silencio envuelto por el denso humo de las piras funerarias con que familiares y amigos despidieron a sus seres queridos, que se unía en la dolorosa jornada al de los rescoldos de los incendios apagados por los bomberos en el hotel Taj Mahal. Vestigios del terror que costó la vida al menos a 195 personas e hirió a otras 300.
India vivió una de las batallas más dramáticas y sorprendentes de su historia, con el emblemático hotel Taj Mahal como epicentro de la barbarie. Una veintena de terroristas armados con granadas, fusiles y explosivos pusieron en jaque al país al hacerse fuertes tomando como rehenes a centenares de extranjeros y miembros de la élite social y política india, que se hospedaban en ese hotel y en otro también de superlujo, el Trident-Oberoi.
Nunca antes habían entrado en acción en una ciudad india tantas tropas de élite. El corazón de Bombay, la capital financiera del país, se vio de pronto convertido en un campo de batalla donde operaban miembros de Guardia Nacional especializados en la lucha antiterrorista y conocidos como Los gatos negros; comandos de guardiamarinas fronterizos y unidades de la Fuerza de Acción Rápida. La resistencia de los terroristas y el temor a una sangría aún mayor -murieron al menos 195 personas y resultaron heridas cerca de 300- mantuvo la lucha hasta ayer por la mañana en el Taj.
La precisión y la frialdad de los extremistas revelan su entrenamiento. Tomaron también el Centro Cultural judío y al inicio de la operación, el miércoles por la noche, incluso se permitieron diversificar los objetivos. Enviaron a dos de ellos a la estación ferroviaria y a otra pareja a un gran hospital, en donde mataron al jefe de la lucha antiterrorista de Bombay. La policía india estaba totalmente desconcertada y tardó horas en darse cuenta de la magnitud de los ataques y en recurrir a unidades especiales del Ejército.
Los indios no dudan de que quien ordenó incendiar el Taj Mahal pretendía destruir uno de los símbolos del orgullo nacional. El hotel lo mandó construir en 1903 el empresario Jamshetji Tata -fundador del mayor conglomerado industrial, financiero y tecnológico del país- después de que no le permitieran alojarse por ser indio en el Watson del Bombay colonizado por los británicos.
El espléndido edificio presenta múltiples huellas del fragor de la batalla, pero lo que mejor refleja el dramatismo de los tres días que vivieron sus huéspedes y empleados son las sábanas y cortinas anudadas que muchos utilizaron para escapar. Ahora penden como fantasmas al viento de ventanas y balcones.
Aprovechando el sábado, miles de curiosos se dieron cita en los alrededores del Taj, mientras la policía seguía detonando algunos de los explosivos encontrados y sacando los cuerpos de las víctimas y de los dos últimos terroristas abatidos. Familias completas, con viandas para pasar la jornada sin trabajo, se concentraron en el malecón y la Puerta de India, el famoso monumento que se alza frente al mar Arábigo y ante los ventanales del hotel.
Muchos miran hacia el mar buscando tal vez el rastro de los terroristas que desembarcaron a escasos metros de la zona en la noche del miércoles. Según ha declarado el único capturado vivo, eran un grupo de 10 muchachos entrenados en la lucha y en la guerra en el mar. Los 10 se embarcaron en el puerto paquistaní de Karachi con abundante armamento, municiones y frutos secos para alimentarse. El barco izó bandera blanca cuando se aproximó a las costas indias de Porbandar (norte del país) para iniciar el descenso hacia Bombay. Poco después se les aproximó una patrullera con ganas de investigar; mataron a uno de los guardacostas y el otro les guió hasta unos dos kilómetros mar adentro de la Puerta de India. Allí le tirotearon y en tres lanchas rápidas se acercaron a sus objetivos.
Según la policía, la batalla fue tan dura porque los extremistas conocían perfectamente el terreno en el que se movían. Aunque aún no se ha confirmado, todo apunta a que dos hombres que se alojaron días antes en la habitación 630 formaban parte de los atacantes y les facilitaron toda la información sobre las puertas, los pasillos y la estructura del hotel. La policía cree que los extremistas contaban también con otros dos miembros empleados como pinches de cocina hace unos meses. El ataque comenzó por las cocinas.
El Taj Mahal está compuesto de dos edificios: el antiguo y una torre añadida en 1973. Desde las cocinas, que se encuentran bajo la conexión de los dos edificios, un grupo de extremistas se desplazó hacia el nuevo y el otro hacia el antiguo, donde se encontraba la central de vigilancia por vídeo cuyos miembros fueron tiroteados. Posteriormente, esa habitación de vigilancia fue incendiada cuando se batieron en retirada los dos militantes que la controlaban y desde la que informaban a sus compañeros que agrupaban a los rehenes de los movimientos de la policía.
Para las unidades especiales llamadas con urgencia a combatirles todo fue más difícil. "No teníamos ni idea de las salidas, los pasillos ni del interior del edificio. Íbamos como ciegos, sin saber por donde movernos", declaró ayer uno de los guardiamarinas. Esta unidad del Ejército fue la que logró rescatar a 200 huéspedes y 50 empleados del edificio nuevo del Taj, que habían sido tomados como rehenes en la segunda planta de éste.
El mismo escenario de terror se repetía a un par kilómetros, en el hotel Trident-Oberoi, también compuesto de dos edificios. La guerra en el Trident se acabó en la noche del jueves, pero en el Oberoi se mantuvo hasta las tres de la tarde del viernes (cuatro horas y media menos en España).
El viernes fue la jornada más dura, en parte porque las fuerzas de seguridad indias cometieron la imprudencia en la noche del jueves de considerar que habían resuelto el ataque y en parte porque los militantes ya habían comprendido que no escaparían vivos de su acción. Se inició entonces una lucha sin cuartel entre las dos fuerzas enfrentadas.
La ficción se convirtió en macabra realidad. Un comando de gatos negros descendió en mitad de la mañana ante la atónita mirada de periodistas y curiosos por las cuerdas lanzadas desde el helicóptero que les transportaba hasta la terraza del Centro Cultural judío. Mientras, en el suelo, otro comando trataba de abatir las puertas y rescatar al rabino, su hija y otros tres fieles tomados como escudos humanos. Tras horas de enfrentamiento, las unidades del Ejército acabaron con los dos secuestradores pero éstos habían matado antes a sus cinco rehenes.
Muchos de los liberados en el Trident-Oberoi cuentan escenas dantescas de asesinatos sin piedad delante de sus ojos; de escapadas increíbles bajo la lluvia de balas y de la "suerte extraordinaria" que les permitió salir indemnes del infierno, como los dos empresarios españoles Álvaro Rengifo y Alejandro de la Joya.
La guerra en el Taj parecía no acabarse nunca. La policía y los principales informativos indios pasaron casi los tres días anunciando su inminente fin. Una de las luchas más dramáticas fue la del director general del famoso hotel, Karambir Kang, quien empeñado en proteger a los huéspedes perdió a su mujer y a sus dos hijos de 12 y 6 años. Murieron asfixiados en el baño del apartamento que tenía la familia en la sexta planta del Taj. Dos extremistas estaban alojados desde el 22 de noviembre en la habitación contigua y le prendieron fuego.