lunes, 10 de abril de 2023

La importancia del CERO en el entendimiento del Mundo, por Francisco Galarza

La importancia del CERO en el entendimiento del Mundo





Consideramos oportuno abordar el tema sobre el concepto del CERO, porque ilustra muy bien como el uso tan común y generalizado de ciertas ideas encierra muchos elementos mayormente desconocidos para la gente, poniendo de relieve que, con mas frecuencia de lo que se piensa, cosas extremadamente importantes están ahí todo el tiempo y nadie se percata de ello.

El concepto del CERO, y nos referimos así al mismo, y no como el número CERO, porque, el cero no es un número, que como veremos en este artículo es bastante mas amplio y profundo que entenderlo sólo como un dígito que facilita las operaciones, ya sean aritméticas o matemáticas.

Como breve antecedente histórico señalamos que el CERO fue desarrollado por civilizaciones como la egipcia, la hindú, la babilónica, la maya o la griega. Hasta hoy lo mas antiguo que se puede rastrear la noción del CERO es con los egipcios hacia el 1700 A.C.

Por cuestiones de claridad nos centraremos en la civilización Hindú, cuyos conocimientos matemáticos, entre ellos el CERO, fueron en parte transmitidos a través del Islam, llegando a Europa.

El Hinduismo descubrió el concepto del CERO como parte integral no solo de la cosmogonía, sino de hecho, de la metafísica, y es por eso, que le llamaron sunya que en sánscrito significa “vacío”, que no tiene que ver a como después y de manera equivocada lo entendieron los europeos como la representación de la “nada”. Lo único que pasó casi directo del sánscrito a las lenguas europeas fue propiamente la etimología de la palabra cero, pues sunya pasó al árabe como sifr (en español cifra) y de ahí al latín y luego al italiano con Fibonacci que le llamó zephyrum, contrayéndose después a zéfiro y finalmente cero. Solo para tener una referencia de cuanto tiempo tomó que el cero llegará a Europa, los musulmanes lo adoptaron hacia el S. X u XI, y Europa aunque lo conoció a finales del S. XII, solo lo adoptó hasta fines del S. XV, siendo tan novedoso y extraño dicho concepto, que la Iglesia lo rechazó y satanizó hasta finales del S. XIV.

Ya con cierta inclinación y preferencia por las aplicaciones prácticas, en la mentalidad occidental de la época, ayudaron a adoptar el cero sólo como una herramienta que facilitaría las operaciones mercantiles, y luego innovaciones en las matemáticas y la geometría, y finalmente hasta concepciones filosóficas. El punto fundamental que queremos resaltar es que a Europa llegó el concepto del CERO desde la India, a través de los musulmanes, que lo llevaron junto con lo que hoy conocemos como números arábigos (del 1 al 9), y Occidente se enfocó en lo práctico, para todo tipo de cálculos mucho mas exactos; que por ejemplo, con la numeración romana, que por cierto nunca desarrollaron el cero. Notablemente, China tampoco desarrolló el concepto del Cero.

Así que el hinduismo tenía al CERO como parte fundamental para explicar ciertos aspectos del proceso de manifestación y de lo No manifestado, para señalar dentro de toda una doctrina congruente, que el mundo manifestado no tiene realidad propia, que está vacío de esencia (diríamos de formas en términos aristotélicos) y que su substancia (la materia prima) es la que adopta o puede adoptar una cantidad de expresiones en la multiplicidad gracias al influjo de esa esencia, lo que se conoce como Purusha (esencia, el elemento Activo) y Pakriti (la sustancia, el elemento Pasivo).

Aquí es donde se puede apreciar con mayor claridad a qué querían referirse, al menos en algunos de sus aspectos mas inmediatos, cuando, los sabios hindúes le llamaban a ese concepto Sunya, Vacío, es decir, el mundo inmanente considerado por sí solo, no tiene un significado y viabilidad propia, se requiere de la instancia trascendente para ello, y la combinación de ambos genera el Mundo manifestado.

Con el tiempo el CERO en el hinduismo influyó en el significado de la palabra sánscrita maya, que originalmente significaba “el poder de lo divino” o “el poder de la mente divina”, que se muestra en la manifestación, y con el CERO, el término maya se empezó a deslizar hacia el significado mas específico de “reflejo” o “ilusión”, pero entendido como se señala arriba, es decir, que el mundo manifestado requiere necesariamente de lo trascendente para poderse expresar y existir, y no como se entiende normalmente, y por muchos orientalistas y supuestos conocedores de las doctrinas orientales, que dicen que todas esas doctrinas consideran al mundo como una total irrealidad. Es el mismo error de entender al CERO como expresión de la nada. Todos esos elementos forman parte de una doctrina integral, y no se pueden tomar de forma aislada pues se pierde el contexto y la armonía de una doctrina tradicional en su conjunto. Aprovechamos para señalar que, así como Occidente adoptó y entendió de forma muy limitada y errónea el cero, también lo hizo con el concepto complementario y en cierta manera opuesto, también proveniente de la India. Estaba claro el resultado de 1+0=1, 1-0 =1, 1 x 0 = 0, pero 1 / 0= , no era 1, ni tampoco 0. Los matemáticos hindúes se dieron cuenta que el resultado era Indefinido, pero los occidentales lo entendieron como “infinito”, que nuevamente, son cosas totalmente distintas.

Pues ese error de Occidente de entendimiento sobre el CERO en apariencia tan irrelevante y pequeño, influyó significativamente, porque de ahí se empezó a desarrollar poco a poco, combinado con otra serie de desviaciones y errores, propios del Occidente mismo, como por ejemplo, empezar a ver el mundo como simplemente una realidad sensible e inmediata, sin mas valor que el poder explotar sus recursos, debido a que la parte espiritual, la trascendente, se entendía como falsa, inexistente, o en el mejor de los casos, sujeto a ser comprobado físicamente, ser percibida de alguna forma por los sentidos, y de no lograrse, se consideraban solo como cosas de la imaginación.

Eso también llevó a un cambio fundamental en las matemáticas occidentales que iban de la mano de un cambio total de mentalidad. En las sociedades tradicionales, tanto para las matemáticas como la geometría, se empezaba siempre por el Uno (1), la unidad, y nos referimos a la Unidad como tal, pero en Occidente se empieza por el Cero, o la nada. Y ahí, aunque parezca exagerado, está un punto fundamental de entendimiento de las cosas. Si se empieza por la Unidad como tal, hay claramente un Principio, claro e indiscutible, una realidad absoluta de la que todo parte, pero si se empieza por el Cero (la nada, la ausencia de todo) y luego se pasa al Uno (1) u otra cantidad, el cambio es por decir lo menos una contradicción completa, porque, ¿cómo se pasa de la nada a algo, lo que sea que se quiera? Es imposible, pero al reducir la realidad sólo a lo que se percibe sensiblemente, se reduce a lo cuantitativo y a un entendimiento exclusiva y absolutamente tangible, superficial, limitado y extremadamente simplista, y eso, es lo que le pasó a la mentalidad occidental, y por eso tenemos tantas ciencias, teorías y filosofías absurdas, que no explican nada, pero todo mundo las acepta sin cuestionárselas, porque se fue moldeando y empobreciendo la mente hacia un entendimiento cada vez mas anclado en los fenómenos inmediatos y dejando en el olvido todo lo demás. Todos pueden recordar por ejemplo que en la escuela se enseña el plano cartesiano, el Eje X (horizontal), que cruza en el medio, por el eje Y (vertical), en el cero.

A la derecha números positivos y a la izquierda números negativos (¡menos que nada!), debajo del eje X, números negativos, y por arriba siguiendo el eje Y, números positivos. Y nadie se cuestiona la incongruencia de los números negativos (que “valen menos que cero”, y podemos seguir con los números irracionales, etc. ¿No hay académicos que siguen cuestionando que del año -1 AC se pasa al año Cero, y otros al año 1 DC? Entre muchas otras.

El Cero, entendido así, -la ausencia total de-, no existe en la Naturaleza, es una simple abstracción mental, llevada al extremo para el uso práctico en la vida cotidiana, alejado totalmente del uso que le daban las civilizaciones que sí desarrollaron el Cero como parte de toda una metafísica integral.

Con ese cero mal entendido y fuera de contexto, se desarrollaron las matemáticas y ciencias empíricas occidentales, incluyendo todo tipo de propuestas filosóficas, en especial, desde el S. XVI y llegó a su máximo desarrollo a finales del S. XIX y principios del XX con todas esas teorías exóticas y llamativas, pero equivocadas de raíz, pero que tienen cantidad de aplicaciones productivas cotidianas que es lo que le importa mas a la postmodernidad.

Por supuesto, el existencialismo y el nihilismo fueron en parte resultado directo de esa mutación mental del Occidente por haber adoptado de forma parcial y equivocada un concepto tan importante como el Cero. Expresiones como “venimos de la nada y regresamos a la nada”, al referirse a que antes de nacer es la nada, y al morir, regresamos a la inexistencia, están directamente vinculadas a esa visión equivocada. Así que, aunque desde luego, el mal entendimiento del CERO por parte de Occidente no es el responsable de todo el camino antitradicional que ha recorrido desde hace siglos, sí jugó un papel discreto, casi imperceptible, pero relevante, que ayudó a traernos hasta donde hoy estamos.





Francisco Galarza

Abril de 2023.


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