REPORTE DE LA AGENCIA KALI-YUGA 26/12/11
EL FINAL DEL BLOQUE EURASIÁTICO
Un conjunto de pensadores, sea de izquierda como de ‘derecha’, que por igual comparten una visión moderna y economicista de la política, vieron la posibilidad de la conclusión del dominio hegemónico que ejercen los EEUU, seguidos por la Unión Europea e Israel, mediante la constitución de un bloque antagónico, que estaría capitaneado por la Rusia de Putin principalmente, aunque secundado también por la actual China capitalista comunista, siempre y cuando se haga alguna pausa en su convulsión consumista, así como por Irán, acompañado además de algunos Estados asiáticos menores como principalmente Siria. Este bloque fue bautizado pomposamente con el nombre de Eurasia y tuvo una serie de tediosos panegiristas de los distintos sectores en que se divide nuestro espectro ideológico. A pesar de provenir de contextos culturales diferentes todos ellos concuerdan sin embargo en un postulado común y esencial, para éstos la historia universal no es una lucha entre principios o concepciones del mundo, sino simplemente de intereses de carácter económico, si es que se trata abiertamente de marxistas, o ‘geopolíticos’, si los autores en cambio forman parte de lo que equívocamente ha dado en denominarse como la ‘derecha’. Pero ambos sectores dejan a un lado totalmente sus diferencias menores cuando se trata de calificar a las concepciones del mundo, las que para ellos serían simplemente ‘ideologías’. Así como para un marxista las mismas representan los instrumentos de seducción y camuflaje para ocultar una explotación o el ejercicio del monopolio de la fuerza por parte de un Estado, para el geopolítico de ‘derecha’ en cambio son las diferentes manifestaciones que asume históricamente un mismo sentimiento de dominio universal sustentado por un determinado pueblo o ‘raza’, por lo que en realidad, si es que nos remitimos al caso de Rusia por ejemplo, sea el zarismo, como el comunismo soviético o como ahora el nuevo ‘nacionalismo’ sustentado por Putin (al que se ha llegado al delirio de calificarlo como un zar), serían simples coberturas que obedecen por igual a un común sentimiento de dominio y expansión.
Y esta convicción extrema se convierte para ellos en una verdadera fiebre dogmática. Así como ese burdo psicoanalista que se burla del místico al que reputa como un sexópata reprimido en tanto que para él sólo existe la materia y no la dimensión espiritual, los eurasiáticos (término que utilizamos aquí para unir a este contexto común de políticos burgueses ‘realistas’ y maquiavélicos) no pueden concebir nunca que las personas puedan movilizarse en función de ideas y de no intereses. Cometen al respecto un antiguo error filosófico. Así como el que niega la filosofía está también sosteniendo una filosofía, afirmar tal cosa es también un principio, aquel que sostiene que los intereses, la materia, tienen primacía sobre las cuestiones espirituales, es decir lo relativo a los principios.
Esto viene a colación por lo que sigue. En la semana que ha concluido el ‘bloque eurasiático’ ha sufrido dos embates durísimos que nos permiten decir ya que se encuentra en su fase terminal acompañando en esto a su otro socio en la modernidad que es el bloque euro-americano-sionista. El pasado jueves en Siria, país gobernado por una secta chiíta, la de los alawitas, amiga estrecha del régimen que impera en Irán, y que representa menos del 5% del total de la población de ese país, luego de 9 meses de ‘primavera democrática’, entró ahora de lleno a la instancia del verano fundamentalista. Dos contundentes ataques kamikaze de Al Qaeda destruyeron sendas sedes de las oficinas de seguridad del régimen eliminando a unos 44 funcionarios de tal área, la cual en función de detener la primaveral rebelión de su pueblo había generado ya la masacre de unos 6.000 manifestantes. Este hecho inmediatamente produjo por parte de la prensa y de los habituales ‘investigadores’ montajistas que la integran una serie de elucubraciones. Como ello aconteció en el momento mismo en que estaba en el país una delegación árabe para tratar de arreglar la situación, tanto de un lado como del otro, es decir de los amigos de los dos bloques, se formularon distintas conjeturas. Según los eurasiáticos, en tanto que sólo ellos son los que se oponen a los EEUU y al sionismo, resultaría una prueba más que evidente de que Al Qaeda es una sucursal de la CIA encargada del doblegar al mundo entero en sus incesantes ofensivas, esta vez dirigidas en contra del ‘antisionista’ Assad, tal como ayer lo hicieran también para tumbar a Ben Alí, Mubarak y finalmente al ‘mártir’ Gaddafi. Al respecto se encargan de hacernos entender que Norteamérica sería un imperio tan poderoso que hasta tendría la capacidad de obtener el servicio de personas que se ‘suicidarían’ por dinero. Pero a lo cual contestaron enseguida otros montajistas del bando contrario diciendo que, como estaban presentes allí los representantes de la Liga Árabe para buscar alguna solución al entuerto, la conjetura contraria era que habría sido el mismo régimen el que lo habría hecho para advertirlos así, nuevamente suicidas rentados mediante, del peligro que se cerniría en caso de que ellos no estuviesen más y sí en cambio Al Qaeda, siempre listo para ocupar su lugar, cosa esta última que también manifestara Gaddafi en un acto de desesperación extrema para no ser bombardeado por la OTAN.
Nosotros queremos aquí señalar algunos detalles complementarios que escapan de la situación relatada dificultando ambas interpretaciones montajistas. Según versiones, incluso corroboradas por fotografías, en uno de los lugares en que se atentó había agentes de inteligencia rusos que colaboraban asiduamente con la represión. Es de destacar que Rusia se ha jugado totalmente por Assad y que no está dispuesta a dejarse escapar otro régimen amigo, tal como en el caso de Gaddafi por el que no pudo hacer nada para salvarlo. Putin, que no es un simple delirante como los distintos euroasiáticos que lo exaltan, le ha manifestado públicamente a Obama que es altamente suicida no concentrar los esfuerzos en la lucha en contra del fundamentalismo que en su territorio opera exitosamente en la región del Cáucaso. ‘Tenemos un enemigo común, le habría dicho, y ante el mismo debemos dejar a un lado nuestras diferencias secundarias. Nosotros apenas rivalizamos en función de intereses contrapuestos, pero el califato es algo que nos debe preocupar a ambos, incluido a los chinos, pues se trata de un mundo no competitivo’. Ha sido al respecto y en función de tal punto de vista un crítico extremo de la manera cómo su socio norteamericano lleva adelante la guerra en Afganistán. Considera que debería asumir un compromiso mucho mayor en tal esfuerzo bélico e incluso, a través de su veedor permanente en las reuniones de la OTAN, ha manifestado su buena voluntad de mandar efectivos militares a tal país convirtiéndose en la nación nº 45 que participa de tal guerra. De hecho ya hay un contingente pequeño de expertos en seguridad rusos que cooperan con la fuerza militar del gobierno títere de Karzai para entrenarla. Y más aun, hoy en día pasan por territorio ruso y de sus Estados satélites del Turquestán los diferentes convoyes con pertrechos para los soldados que combaten en tal larguísima guerra. A su vez Putin concuerda con Netanyahu, con Aznar y con Bush de que ha sido un gravísimo error haberlo bombardeado a Gaddafi, permitiendo así a los rebeldes, entre los cuales se encuentra una columna de Al Qaeda, tomar el poder, pues a pesar de su carácter impresentable, era un aliado indispensable en tal lucha común. De hecho también, tal como ya se ha visto, concuerda con el sionista en sostener a capa y espada al régimen de Assad esta vez ya no sólo con consejos, sino con una presencia activa de los dos regímenes. Así pues a la ya innegable presencia de comandos rusos entre las fuerzas de seguridad del régimen a punto de colapsar, un medio turco informó respecto de la presencia de drones israelíes encargados de detectar las posiciones de los rebeldes a fin de informarlas a las fuerzas leales. Uno de ellos cayó accidentalmente revelando así la trama. De este modo se corroboró así que los eurasiáticos no son enemigos irreconciliables del sionismo, sino en todo caso aliados ante un enemigo de mayores proporciones que discute con ambos una concepción del mundo. Resulta verdad entonces lo opuesto de lo que dicen los euroasiáticos, la lucha principal no es entre intereses contrapuestos, sino entre concepciones del mundo antagónicas. Rusia y EUU, si bien rivales entre sí, son en cambio enemigos comunes en contra del fundamentalismo. ¿Se hallará aquí también la explicación de por qué varios exponentes de tal ‘derecha’ han recibido avales del sionismo en sus diferentes experiencias electorales en suelo europeo?
El segundo hecho ha sucedido hoy en día y ha sido más contundente todavía. Una impresionante manifestación en la misma Rusia en contra del déspota Putin ha conmovido hasta las mismas estructuras del régimen. Decenas de miles de rusos han desfilado en diferentes ciudades inaugurando así también allí el primer paso consistente en la ‘Primavera democrática’ aun en tal país. La misma, aunque en un grado menor, se asocia a las protestas de los indignados en Wall Street y en distintas ciudades de Europa. Se está contra el reino universal de la economía, de las finanzas y de los simples intereses. En síntesis, Eurasia crepita porque también lo hace su aliado. Es de esperar entonces que allí también después de la primavera venga el verano.
Walter Preziosi
26/12/11
martes, 27 de diciembre de 2011
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