REPORTE DE LA AGENCIA DE NOTICIAS KALI-YUGA
(30/11/14)
EL PAPA Y EL COLADOR
Francisco y Kemal Mustafá (alias Ataturk): dos traidores frente a frente
La reciente visita del papa a Turquía, la que ha precedido en apenas
unos días a la del mismo Frente, Vladimir Putin, al mismo país, debe ser
interpretada de la siguiente manera. La guerra que el mundo moderno lleva a
cabo en contra del fundamentalismo islámico, en especial en el Medio Oriente y
el África, no atraviesa por su mejor momento. La reciente destitución del
secretario de Defensa norteamericano, el Gral. Hagel, es un signo claro del
reconocimiento del fracaso en el intento por detener al ISIS y a Al Qaeda en
los diferentes frentes de Siria e Irak, a lo cual en estos días debe agregarse
también el de Libia. En todos los casos los bombardeos han sido intensos y
sumamente costosos y si bien lograron demorar que el fundamentalismo alcance
alguno de sus objetivos, no pudieron en cambio hacerlo retroceder. Ésta ha sido
la razón por la cual se ha puesto un especial interés en el papel que podría
llegar a tener Turquía en la resolución de tal conflicto. Este país tiene una
frontera de 900 km .
con Siria y por la misma suelen pasar, como si se tratase de un verdadero y
propio colador, una cantidad numerosísima de voluntarios del mundo entero que
acuden a tal frente de combate para participar de la jihad o guerra santa, habiéndose calculado tal presencia en varios
miles, todos los cuales se sienten sumamente entusiasmados por la existencia de
un frente de combate que está demostrando una eficacia sin igual.
Es de destacar también que, si bien Turquía forma parte de la OTAN , hay ciertos hechos que
han puesto su participación en dicha guerra en tela de juicio. Recordemos al
respecto que en tal país fue donde se originara el movimiento secular y moderno
que diera cuenta en el contexto propio del Islam de los valores tradicionales
representados por el imperio Otomano, el que luego se expandiera como un efecto
dominó hacia otras naciones de tal contexto. Recordemos por lo demás que el mismo previamente había sido debidamente balcanizado en pequeñas
republiquetas por el colonialismo europeo. Sin embargo en la última década tal
proceso ha comenzado a revertirse con la aparición de un movimiento islamista en
algunos casos moderado como el de Turquía, el que ha logrado ganar las
elecciones generando como efecto una cierta revisión respecto de los valores
laicos impuesto por la revolución moderna impulsada a comienzos del siglo
pasado por el notorio militar golpista Kemal Mustafá, también conocido como
Ataturk. Esta postura ha hecho que a nivel internacional contrastara con otros
movimientos laicos y nacionalistas, algunos de ellos con impulsos separatistas
en el propio territorio, como el de los Kurdos del Partido de los Trabajadores
(PKK), que además de ello adhiere al marxismo maoísta. Del mismo modo que
también se ha opuesto a defender a otro gobierno laico y dictatorial como el de
Assad en Siria habiendo en cambio respaldado a una oposición moderada al mismo,
coincidiendo en ello con los EEUU, aunque este último ha diluido tal postura
ante el peligro mayor representado por el fundamentalismo islámico en tal país,
expresado a través de dos organizaciones contra las cuales combate sin
concesiones como Al Qaeda y el Isis. Presionado por tal país, Turquía ha
aceptado permitir que desde su territorio ingrese a la ciudad de Kobane, asediada
por el Isis, una tropa de kurdos iraquíes pertenecientes al grupo más moderado
de los Peshmerga, que tienen un respaldo expreso del gobierno de Israel. Sin
embargo se ha negado a proporcionar a los EEUU una base aérea cercana a fin de
poder facilitarle su actividad de bombardeo contra el Isis, ante el peligro que vislumbra de que con tal medida queden reforzados los sectores laicos antes mentados. Esta verdadera
ambivalencia en su accionar ha hecho que se resolviese enviar al papa a tal
país en visita ‘pastoral’. El gran heresiarca romano cumplió rápidamente con la
labor encomendada preocupado por el futuro de una guerra que pone en severo
peligro también su liderazgo modernista entre una feligresía católica en muchos
casos cansada de ver a un Vaticano que actúa como una mera rama espiritual de
las Naciones Unidas y del mundo moderno. Como primera medida y para poner en
claro la orientación de su visita, Bergoglio fue a rendir un tributo al
fundador del Estado laico en Turquía y por extensión en todo el mundo islámico.
Su encendido homenaje a Kemal Ataturk, responsable entre otras cosas del
genocidio armenio, causó desagrado sumo entre gran parte de la población turca
que intenta justamente superar tal etapa nefasta de su historia. Es curioso, cuando
no vergonzoso, constatar aquí que una institución como la Iglesia católica que ha
pregonado por décadas la necesaria unión entre el trono y el altar hoy en
cambio adhiera a los principios opuestos, al menos en lo relativo a otra
religión (1). Pero lo más llamativo ha sido escuchar una vez más al papa dando
lecciones de cómo ser musulmán en un contexto cultural que no es el suyo. Así
pues denunció las matanzas efectuadas por el Isis y Al Qaeda producto de lo que
calificó como fanatismo religioso, pero no dijo nada por supuesto de las
efectuadas por sus amigos y socios, los norteamericanos y rusos. Esta postura
suya produjo verdaderas muestras de indignación entre la comunidad turca, la
que educadamente ignoró la presencia del heresiarca de otra religión en el seno
del propio país no haciendo prácticamente acto de presencia a ninguna de sus
‘manifestaciones’ públicas, representando así la vista a Turquía el primer gran
fracaso diplomático de Bergoglio en su muy breve gestión. Ningún papa anterior
se había animado a una postura tan servil como ahora y aun Ratzinger que había
condenado al Islam como violento no había tampoco convocado a una gran cruzada
para combatirlo como en cambio hace ahora su par argentino intentando dividir
al Islam buscando fortalecer en su seno a sectores laicos y moderados, es decir
modernos como lo es también él.
Tras el fracaso de Bergoglio, le toca el turno ahora a Putin quien en
el día de mañana efectuará una visita al mismo país con la finalidad también de
convencerlo de las conveniencias de ‘ayudar’ en la misma lucha que tienen en
común. Explicará que si bien brinda las armas con las cuales Assad bombardea al
propio pueblo, su medida no es muy distinta de la efectuada por los
norteamericanos. En ambos casos los civiles muertos deben reputarse como ‘daños
colaterales’, pero el enemigo a combatir es el mismo y que si no se lo detiene
Turquía también correría el peligro de un avance del fundamentalismo en su
propio territorio y Putin ya ha dejado muy en claro que representa ello un
peligro mucho más grande que tener en sus fronteras a una nación adherida a la OTAN.
Por último digamos que también, por expresa indicación del poder
sionista que rige en el planeta, el heresiarca católico se reunió con su par
ortodoxo griego Bartolomé en Estambul, al parecer para inducirlo a que estreche
lazos con su par Cirilo de Moscú, quien se ha subordinado a Putin. La guerra de
civilizaciones exige tales sacrificios de ‘ecumenismo’, pues el peligro es
demasiado grande y los intereses en juego son muchísimos.
Por último y para poner las cosas bien en claro el papa en su alocución
de despedida manifestó diáfanamente que su gran enemigo no es el mundo moderno
sino el fundamentalismo aclarando también que el mismo no solamente es islámico, sino
que también lo tiene en el seno de la propia religión. Indudablemente se ha
referido a quienes desde el catolicismo integramos el Frente Cristiano Islámico
en donde las dos grandes religiones en su núcleo esotérico fundamental (de allí
su fundamentalismo) contrastan contra el mundo moderno entre los cuales hay
varios ‘católicos’ como el mismo Bergoglio, al cual en el fondo debemos
agradecerle por la franqueza con que ha puesto en evidencia su condición de
enemigo.
(1) Al respecto podrían señalarse dos posibilidades: o que el papa haya
dado el último impulso del catolicismo hacia el modernismo y sostenga
abiertamente la separación de la
Iglesia respecto del Estado, recluyendo así el fenómeno
religioso a la esfera de la conciencia individual, o que en cambio -y tal es el
caso confeso de algunos ‘analistas’, como el del argentino reconocidamente
güelfo Horacio Calderón- se considere que el enemigo del catolicismo es el
Islam y no el mundo moderno y que por lo tanto resultaría conveniente
debilitarlo con el laicismo que en cambio no se promueve en la propia religión,
lo cual no dejaría de ser una forma de oportunismo.
Walter Preziosi
1 comentario:
Qué gusto volver a leer uno de sus artículos Sr. Preziosi. Ya no se ausente tanto.
La mando un cordial saludo
Publicar un comentario